La librería Lello & Irmao -también llamada de Chardron– es una de las más bellas del mundo. Está en Oporto, donde también se ubica el Café Majestic, que es otra de las joyas de la ciudad, mundialmente conocida por sus selectos vinos finos. Y bañada en su margen derecha por el Duero, ya en su cercanía al Atlántico. Si nos atenemos a la lista que elaboró el blogger Sean Dodson en The Guardian, Lello & Irmao ocuparía el tercer lugar entre los más destacados establecimientos libreros del Planeta, tras Boekhandel Selexyz Dominicanen, en Maastricht, y el Ateneo Grand Splendid, de Buenos Aires. Pero yo sostengo que es la primera del mundo porque nació como librería. Al contrario que las otras dos. Que primero fueron iglesia -la de Maastricht- y teatro, la de Argentina. Lello & Irmao se inauguró en 1869, pero el edificio que actualmente ocupa, y que es el que le da todo su valor, data de 1906. De coqueta fachada neogótica, que se complementa con detalles modernistas y dos frescos que representan el arte y la ciencia, fue uno de los primeros edificios de Oporto que se levantaron con cemento blanco. Una vidriera a modo de lucernario corona sus dos plantas de galerías -la superior sala de lectura-, que se comunican por una espectacular escalera ciclópea. Y en su planta baja existe una estrecha vía por la que circula una vagoneta de madera destinada al transporte de libros. Que en su mayoría son generalistas, porque no es esta una librería especializada ni tampoco copiosa en volúmenes. Más bien modesta en contenidos. Pero suficiente para quienes deseen leer en portugués. Tanto a autores nacionales como extranjeros.
Lello & Irmao está en la rua dos Carmelitas, muy cerca de la Torre dos Clerigos. Tan de cuento parece que una entonces jovencísima Joannes K. Rowlling (Yate, UK, 1965), creadora de Harry Potter, la tuvo en cuenta para escribir algunas de sus fantásticas historias, ya que durante un tiempo vivió en Oporto como profesora de inglés en una academia de idiomas. De hecho, cuando la Warner llevó al cine a Harry Potter algunas de las secuencias se rodaron entre sus paredes. Esta librería es lo primero que visito cuando acudo a Oporto. Le hago un recorrido breve, buscando siempre a Pessoa, a Eugenio de Andrade, a Sophia de Melo. O ya de nuestros días a Mia Couto, el escritor blanco de Mozambique. Y de allí me dirijo de inmediato al Majestic -de nombre Elite cuando lo abrieron-, pasando en un instante de la fantasía a la nostalgia de los años 20, ya que aquel es un café de rebosante historia que transporta a los tiempos coloniales de Portugal. África, también Macao. Y en especial a esta ciudad mercantil del norte, tan inglesa como Jerez. Por esos de los vinos. Situado en la rua de Santa Catarina, en el Majestic todo es solemne. Fue de los primeros cafés portugueses que permitieron la entrada a las mujeres, que solían acudir por las tardes a tomar el té a la manera inglesa. Abrió sus puertas años después que Lello & Irmao, allá por 1921, pero ambos establecimientos vienen viajando unidos a través de todos estos años, de manera que forman una pareja perfecta, además de ser símbolos inconfundibles de la majestuosidad de Oporto. Por sus mesas de mármol pasó también la joven profesora Rowlling, como años antes un selecto grupo de políticos, escritores y artistas que dieron soporte en Oporto a la Revolución del 25 de abril. De extraordinaria belleza interior, con paredes de las que sobresalen grandes espejos de Amberes enmarcados en madera noble, su entrada es extraordinariamente elegante. Señorial, diría yo. En línea arquitectónica con otros comercios de Santa Catarina. Reis Filhos, Vincent, A Pérola do Bolhâo. Y en contraste con tiendas populares, como Casa Oriental, con sus bacalaos secos colgados, sus cremosos queijos da serra, sus escogidas frutas de temporada.
Yo en el Majestic suelo tomar el segundo café del día, que si es momento de apetito acompaño con unas rebanadas de huevo revuelto, que es especialidad. O con bizcochos. Echando un vistazo al periódico local Jornal de Notícias. A los de Oporto le llaman tripeiros, porque cuando la conquista de Ceuta la ciudad se desprendió de toda la carne de la que se abastecía para que sirviera de alimento a las tropas de Juan I, quedándose sólo aquí las tripas para consumo de la población. Oporto es una ciudad de calles empedradas, pero también de puentes, dos de los cuales fueron levantados por Théophile Seiring, socio de Eiffel. El de María Pía, ya en desuso, y el de Luis I, que es una de sus principales postales urbanas. Pero esta es una ciudad de vinos. Con más de cien bodegas, gran parte de ellas situadas en Vilanova de Gaia, una de sus freguesías. Los ingleses hicieron famosos estos vinos en el siglo XVII cuando sus guerras con Francia. Muchas bodegas llevan firma inglesa, como Sandeman, Burmesters, Grahams, Cockburn, Taylors, Offley. Otras llevan sello portugués. Ferreira, Fonseca, Barros, Calem, Rozès, Real Compahia Vella. El oporto es de los llamados vinos fortificados, de sabor dulzón, elaborado con uvas del Alto Douro. Una cofradía creada en los ochenta para su promoción los ha emparentado al infante don Henrique, hijo de Juan I. También príncipe de Sagres. Llamado el Navegante por sus expediciones marítimas. Así que los cofrades visten de su época, se reunen en capítulos y organizan fiestas de gran colorido, como la regata anual -cada 24 de junio-de barcos rabelo, que eran las embarcaciones en las que tradicionalmente se transportaba el vino desde la región de Oporto a las bodegas de Vilanova. Ciudad con fuerza fluvial, espacios solemnes, puentes de hierro y vinos viajeros, concentra en su Ribeira a un conjunto de tabernas tradicionales de cuyos fogones salen platos marineiros de excepcional calidad. Allí, junto a los antiguos muelles del Douro (Duero), me suelo despedir de Oporto. Para volver siempre.
De Oporto, además de con el vino, me quedo con Lello & Irmao. Pero no se si por mucho tiempo. ¿Existirán establecimientos así dentro de veinte años? ¿O las futuras generaciones descargarán sus libros de Internet, sin disfrutar del placer de recorrer librerías mágicas como esa?
despues de leer esta bonita historia de Oporto tengo q volver,por qué nadie me hablo de esa maravillosa librería????? no entiendo, ahora me doy cuenta q quizás mi compañía no era sufientemente buena,como un Tripéiro no me enseñó esa maravilla……….volveré!!
Que belleza de relato….. Nunca he estado en nada parecido a lo que describes. Y leyendo sin poder cerrar los ojos camino de tu pluma ……. a cada sitio; con sus tradiciones , con sus espacios, olores, sabores, colores . Con un gran respeto a los recuerdos. Y un gran amor a las tradiciones. Gracias, muchas gracias
Que ilusion seria conocer la libreria mas bella del mundo su arquitectura su decoracion y mas aun sabiendo que la escritora de Harry Potter se inspiro para hacer la pelicula y rodar algunas escenas dentro de esas 4 paredes.
Conocer tambien ese cafe el que nos hablas para saborear los deliciosos vinos y esos exquisitos huevos revueltos del que nos comentas en las mesitas de marmol que delicia de estar alli ahora mismo.
Estuve en Oporto hace muchos años y no recuerdo demasiado, pero con esta bellisima descripción que haces tan lujosa en detalles que regala los sentidos, me han dado ganas de repetir y esta vez no dejaré de recrearme la vista viendo una de las librerias mas bonitas del mundo y después tomar mi también segundo café del día en el Majestic.
Tu post me lleva a hojear de nuevo el libro de Antonio Tabucchi “La testa perduta di Damasceno Monteiro”, un thriller
delicioso que transcurre en Oporto, una ciudad en la que desafortunadamente nunca he estado. De la mano de Tabucchi recorrí rincones esplendorosos y decadentes de Oporto.
El protagonista de la novela es Firmino, “il inviato speciale a Oporto” del periódico ” L´ Acontecimento ” que describe:
“Veramente Oporto manteneva certe tradizioni che Lisbona
aveva ormai perduto”. Firmino se refiere a esos espacios solemnes de los que hablas y a la belleza arquitectónica que atrapa todas las miradas.
Me encanta que hayas citado a los “tripeiros”. No sabía de donde venía el término y efectivamente en la novela, Tabucchi habla de platos compuestos de tripa y de los vinos magníficos de los que das cuenta.
Tu relato me invita a visitar Oporto, en un recorrido que iniciaré en la librería Lello&Irmao y no dejaré de tomarme un aromático café en Majestic con bizcochos. Y después como Firmino, me embriagaré de una bocanada de aire fresco junto a los antiguos muelles.
Me gusta mucho Oporto es visita obligada para mi familia y para mi, de una par de dias todos los veranos desde Pontevedra.
Sabía que les llamaban tripeiros, pero no conocia el origen de la historia.
El próximo verano cuando la vuelva a visitar, la veré con otros ojos gracias a ti.
Portugal es uno de mis destinos favoritos. Soy muy devota a una virgen, debería ser devota de una de mi tierra o a una más cercana, pero no! Mi fe me trajo al viejo continente, y demostrarle mi gran admiración, devoción a la hermosa Virgen de Fátima, por eso, a Portugal le tengo mucho aprecio.
Oporto es una ciudad que en el verano se duerme tapado, para todo aquel que quiera escapar del calor puede venir a esta hermosa tierra del norte de Portugal que encierra además múltiples atractivos. Esta es una ciudad portuaria con pinceladas inglesas, aires decadentes y una pátina vanguardista, Oporto ofrece, entre otras cosas, visitas a las bodegas de sus famosos vinos, ejemplos del mejor azulejo portugués (quien disfruta de la decoración), perlas novecentistas o cenas de bacalao fresco y copas en la ribera del río.
Me encantaria pasar una tarde en un lugar como ese…. Creo que es el lugar perfecto para conectar con uno mismo y dar alas a la imaginación. Viajar en el tiempo y en la historia.
La manera de transmitirnos las vivencias de tus viajes y de compartir el conocimiento de sitios tan maravillosos como la libreria Lello&Irmao, el Café Majestic (que por cierto ya me había metido en el enlace y me pareció precioso), a mi me hace revivir los sitios que he conocido desde perspectivas diferentes y disfrutándolos mas. Y cuando son lugares como Oporto que conozco muy poco, me entran unas ganas locas de ir corriendo a preparar la maleta, para poder gozar de cosas tan bellas de las que con tanto entusiasmo nos hablas.
Gracias cuando vaya a Oporto voy a ir muy bien documentada y
con muchas ganas de conocer esta bellisima y antigua libreria.
Me gusta el calificativo del título. Te predispone a seguir con la lectura. Y no es para menos. La joya de la librería Lello&Irmao. Es el mejor establecimiento librero. Merece un viaje ex profeso. Si se inauguró en 1869, qué pasado tan esplendoroso el de esta ciudad. Los edificios definen una época y un estilo, en ese caso para ofrecer lectura, que es la base del saber.
La frecuentó J.K. Rowlling en sus años jóvenes, y algunas escenas de la película de Harry Potter han inmortalizado el lugar. Se ha hecho justicia.
Ese espacio tan antiguo, que se ha mantenido en su esplendor, pese a la reubicación del edificio, intento imaginar la cantidad y calidad de sus visitantes. Es muy probable que la literatura, sobretodo en lengua portuguesa, la introduzca y describa en sus páginas. Estaré en ello, porque esto la hace inmortal. Puede y podrá disfrutar de una nueva vida, al igual que ha sucedido con la película. Sí, se lo merece.
El Café Majestic, la otra joya de la ciudad. ¡Cuántos recuerdos entre sus paredes! El pasado colonial, escritores y políticos gozando de este espacio común. En él germinaron múltiples ansias y proyectos, porque así es un espacio para la cultura y para la vida. Cuando frecuento un café de pasado emblemático, como puede ser este, pienso en todo cuanto se pudo fraguar allí dentro. En el caso del Majestic, nada menos que una revolución! Todo ello le confiere un toque de sacralidad, de respeto, por la magnitud de cuanto se gestó allí. Pese al ruido y jolgorio propios del lugar, intento concentrarme y captar algo de lo que aquellos espíritus dejararon allí…
Sólo cabe despedirse momentáneamente con un Oporto.
Efectivamente, para volver siempre. Y aquí al lado mismo. Guardo, como tu, un recuerdo imborrable de mi visita a Portugal y de los portugueses a los que, afortunadamente, podemos entender sin mucho esfuerzo. Y sorpresas: donde he comido el mejor pan (o el que me has gustado más, ya que no hay nada tan subjetivo como el paladar).
En este momento de apreturas que quizás no da para grandes viajes, es una buena ruta para rehacer, pladeando el placer de volver a lugares ya conocidos para verlos con otros ojos, los de la familiaridad que permite el acomodo necesario para descubrir nuevas virtudes (o defectos), como el placer de escuchar una pieza mil veces oida, pedir éste mismo plato o amar al mil veces amado. O como volver a Lanzarote. Otra vez.
Fernando, gracias una vez más por hacer que podamos asomarnos a través de tus ojos a lugares de tanto encanto como el de esta maravillosa libreria. No dejaré de ir se encuentro la oportunidad.
La primera vez que fuí a Porto, mi amigo Nuno miguel no me deja ponerle el O delante, Tendría unos 9 años, fuí con mis padres y unos amigos a bucar un par de Podencos portugueses, una de las razas más malhumoradas que he conocido, a casa de Antonio un hombre moreno, de piel curtida, ojos maliciosos y una gran sonrisa desdentada. Al terminar el trato nos invitó a tomar un café en un bar y cual no fué nuestra sorpresa cuando al llegar allí sólo había hombres y a nosotras nos dijeron amablemente que fuésemos a una habitación contigua donde estaban las mujeres. Así que mis primeros recuerdos de esta ciudad son de hombres rudos, machistas y perros violentos. Tuve esa imagen durante años, en mi imaginario era uno de los sitios más horripilantes en el que había puesto los pies. Con los años visité Portugal mil y una vez y siempre ponia trabas a la hora de ir a Porto, hasta que no me quedó otro remedio, el amor es lo que tiene y nadie puede convencerte de cualquier cosa como un amor Portugues. Y mi sorpresa fué al encontrarme una ciudad hermosa, llena de encanto y rincones por descubrir. Por supuesto me invitaron a un café en el Majestic y me sentí trasportada en el tiempo y embriagada de belleza. Pasee al lado del Douro y por los entresijos de la zona historica hasta dar de golpe con Lello & Irmao , hasta ese momento mi libreria favorita era Shakespeare and Company en Paris, donde por supuesto dejé una nota y sentí el alma bohemia, pero la sensación en esta fué bien diferente, me sentí enpequeñecer por minutos, tenía la sensación de ir mal vestida y sucia, me pareció una falta de respeto entrar allí sin lavarme las manos cien veces. Subir esas hermosas escaleras rojas, tocar las maderas y oler las palabras que flotaban fué todo un shock y supe que estaba irremediablemente enamorada, pero de una manera platónica, como se está de un buen profesor.
Pero Porto es mucho más, son sus calles enpinadas, esos tejados color tarracota, el palacio episcopal, es tomarse una Super Bock en La plaza de la Ribeira, pasar sus puentes, comerte una francesinha y sus tripas estofadas….son sus gentes amables y por supuesto en mi recuerdo es que te digan Eu te amo la noche de San Juan al lado del rio.
Con el tiempo el amor humano se fué y se convirtió en una graN amistad y el odio hacia la ciudad se convirtió en un gran amor irrompible al que voy a visitar siempre que puedo.
¡Que maravilla! No hay cosa que me guste más que una buena librería. Es un lugar donde me gusta ir sola y donde se me pasan las horas sin darme cuenta. La que mencionas Fernando debe ser muy especial. Pienso que Porto debe ser ideal para un fin de semana un poco largo, esos que te coges el viernes, vaya. A la lista. Ah¡ si os gusta el vino de Porto, una recetilla para una cena informal o un piscolabis: queso blue stilton, es un azul inglés, pero se puede sustituir por un cabrales o similar, manzana fuji, y vino de Porto. Tomas un poco de queso, un trocito de manzana y un traguito de vino, y así sucesivamente. Buenísimo.
Me gusta su artículo literario sobre Porto. Echo de menos alusiones a nuestra gastronomía. De Porto es la francesinha, plato tradicional inventado en el siglo XX por un cocinero portuense que trabajó en Francia. Es un emparedado de carnes o fiambres muy elaborado (salsas) y que pasa por el gratin del que hoy existe mucha variedad. Los hay de pescados y mariscos. El de camarones se llama la francesinha sevillana. Sabrán ustedes por qué. Recomiendo Bufete Fasa, Gambamar, Cufra o Capanegra para probarlas. Siempre en Porto.
Me algero de que haya escrito sobre Oporto, en Portugal porque es una oportunidad para manifestar la deuda que creo que todos los españoles tenemos con el país vecino; porque no lo conocemos, lo ignoramos e infravaloramos cuando lo pasamos por encima para ir al Caribe o cuando miramos al este de Europa, infectados por la falsa creencia de que mientras más lejos viajemos mejor. Lo cierto es que yo tengo más culpa que nadie, porque soy onubense, llego a Portugal en poco más de media hora y sólo he estado una vez y, la verdad, hice mucha más vida de noche que de día. En fin, el próximo destino: Oporto
No es habitual cuando se habla o describe los encantos de una ciudad citar a esos centros del saber que son las librerías. Tanto en las tradicionales guías de viajes como en las nuevas con soporte mediático o televisivo, llámese Callejeros Viajeros, en Cuatro, o Andaluces o Españoles por el mundo, en Canal Sur y TVE1, por poner un ejemplo, nunca se hace parada en estas tiendas de libros. Y estoy seguro que, cualquier ciudad del mundo, tenga más o menos un pasado glorioso o su arquitectura o decoración digna de ver, posee una o dos librerías que merece una paradita, porque la indiosincrasia de las mismas no hay que buscarla en sus elementos históricos o arquitectónicos, sino en lo que en ella se refugia: los libros. Que mejor aventura que viajar a la vez física y literariamente. Y que mejor que viajar a Oporto, donde la decadencia que desprende toda ciudad portuguesa es la mejor companera para iniciar un viaje a través de sus más gloriosas páginas.
Bella ciudad descrita excepcionalmente, a mi me llamo la atención sus puentes de distintas épocas especialmente del de Luis I , así como la Iglesia Torre de los Clérigos del siglo XVIII seña de identidad de la ciudad.
No hay que olvidar el vino de Oporto que al comercializarse hizo crecer la ciudad y hoy dia lo podemos degustar en cualquier ocasion que signifique “fiesta”. La industria vinicola de esta región propicio una relación estrecha entre el interior,el sector agricola y la ciudad.
lisboa gasta, coimbra estudia, braga reza y oporto trabaja.
Me encanta Oporto, sus calles adoquinadas, sus museos, El palacio de la bolsa, la torre dos clerigos, la Casa del Infante, la Alfandega nova, las tripas y el bacalao, la francesinha y siempre un buen “porto”.
Mi primera visita a Portugal, fué impresionante, atravesé el pais de sur a norte, Lisboa, Cascais etc ,que a pesar de su decadencia en aquellos años, me gusto muchisimo.
Me impactó cuando dirigiendonos a Oporto a unos 15 Km. , empezamos a encontrar hileras de hombres y mujeres que caminaban con los pies muy vendados, es decir sin zapatos; y que desaparecian al atravesar Oporto. Al preguntarles el porque llevaban los pies vendados y a donde se dirigian, muy amablemente contestaron que llevaban vendas porque los zapatos ,por su dureza,les destrozaban los pies al andar diariamente tantos Kms y las vendas les protegian los pies y eran mas baratas (que pobreza Dios mio!) y que se dirigian a las bodegas de Oporto a trabajar.Fué una vivencia de las que marcan en la vida.
Pasados los años, y haciendo la misma ruta, mi agradable sorpresa fué que las hileras de personas habian desaparecido, los desplazamientos ya se hacian en autobus o coche particular y las carreteras infernales habian sido sustituidas por autopistas y carreteras en buen estado.
Hay que reconocer que gracias a aquellas personas y las actuales que trabajan en las distintas bodegas de Oporto, podemos degustar tan delicioso vino.
Bueno Fernando cuando dejaras de sorprenderme, no se a los demás pero a mí me tienes fascinada, no solo eres capaz de transportarnos, sino que siempre nos descubres, o al menos a mi, algo original. Jamás hubiera dicho que la Sra. Joannes K. Rowlling creadora de Harry Potter, vivió en Oporto dando clases de inglés, ¡quien me lo iba a decir!, en fin “ya me puedo ir a dormir ya he aprendido algo mas”.
Que fantástico el edificio de la libreria Lello&Irmao, mientras espero la ocasión para ir a Oporto, lo he visitado por internet y he quedado enamorada de tanta belleza. Me ha gustado saber y no me extraña que se rodaran escenas de Harry Potter el ambiente es muy adecuado.
Me gusta mucho viajar y siempre intento informarme antes de iniciar un viaje. Por esto me gusta tu blog, porque cuando hablas de ciudades ó países que has visitado, me entero de historias, curiosidades, de lugares, que no siempre encuentro en una guía.
Me ha encantado saber que existe está librería tan bonita y que allí se rodaran escenas de Harry Potter.
Desde niña mi ilusion es visitar librerias, no conocia la existencia de Lello & Irmao pero ahora espero en mis proximas vacaciones visitarla. Y, si; ademas haria lo mismo que tu, me tomare el segundo cafe en el Majestic…..
Han pasado bastantes años ya, muchos diría yo, pero tengo algo todavía de aquella jovencísima Etxegoyen que empezaba a volar sola y en uno de sus primeros viajes, con cuatro duros en la cartera y una buena compañía, eligió la ciudad de Oporto para pasar un par de días lejos de casa… Así dicho, el asunto prometía. Y, cierto, no me defraudó.
De ese mi primer contacto con la ciudad lo que recuerdo, como si no hubiera otra cosa más, es el barrio marinero y la zona de lo que fuera el puerto viejo, el trajín de gente yendo y viniendo, entrando y saliendo, tascas y baretos, olor a fritura y aquel plato de bacalao –qué raciones, Dios mío!-que olía a gloría y sabía aún mejor… era un lugar lleno de vida al que accedíamos a partir de un entramado caótico de callejuelas en cuesta y casas de un montón de colores, un lugar pintoresco pero encantador. Me parece que solo nos alejamos del río para subir a la Torre de los clérigos, porque un propio del lugar nos dijo que no había nada como contemplar la ciudad desde su terraza…
Y fue allí cuando comprobé, desde mi ingenuidad, que Oporto era mucho, pero mucho más grande de lo que pensaba… esos puentes sobre el río, la muralla imponente y esa Vilanova de Gaia al otro lado del río, enome el Duero, enorme! Y me dije que, sola o acompañada, fuera con la misma compañía o cambiando de partenaire, tenía que volver.
Y sí, han sido ya varias las ocasiones en que lo he hecho, cada vez un poco más vieja, pero con la ilusión siempre intacta, expectante, como si una y otra vez fueran aquella primera… me encanta esta ciudad, me fascina ese puntito de elegante decadencia que le caracteriza, al igual que al resto de ciudades que comparten con ella la cima de mi imaginario particular, me encanta… no puedo negarlo.
Para alguien como yo, que se recorre a pata los pueblos que visita, que pisa sus calles, huele sus tascas y se para a hablar con niños y mayores, que disfruta en los museos y visitando claustros de iglesias y viejos conventos, Oporto es un regalo, sin duda. Pero un regalo que vale por dos: si tengo que elegir destino, elegiré siempre uno que tenga pasado, que guarde para mí historias de la historia, realidad y leyenda, pasiones confesables e inconfesables… y Oporto ofrece, a quien quiera verlo, todo eso y mucho más.
Basta con leer el articulo de hoy para comprobarlo aunque, con todo, lo que se nos cuenta sea solo una pincelada, una pequeña muestra de lo que guarda para sí y ofrece al visitante esta maravillosa ciudad. Una ciudad para volver siempre, como dice Fernando. Bien dicho, pues!
Es verdad que Oporto, tiene cosas especiales como la librería Lello ó como el Café Majestic, pero por lo que es mundialmente conocida es por sus vinos. Son vinos licorosos muy especiales, ´que se distinguen de otros vinos por la intensidad de su sabor pero principalmente por la riqueza e intensidad de sus aromas que son incomparables, también sus colores son bellos y varían entre el retinto y el dorado claro, con muchos tonos intermedios, como tinto ,tinto- dorado, dorado y dorado claro y los blancos adquieren tonalidades que van del blanco pálido al pajizo y dorado.
El Porto es bueno en cualquier ocasión, a mi me gusta para tomar un aperitivo,lo mismo antes de la comida que de la cena, pero también a media tarde con unas pastitas de té, esta buenisimo e invita a una buena conversación y si puede ser en un café tan bello y acogedor como o el Majestic, mejor aun .
Por último hay muchos platos de alta cocina que llevan vino de Porto, yo suelo cocinar el solomillo con Foie y reducción de Porto es clásico pero buenisimo.
Estuve en Oporto de pequeña en uno de los viajes que haciamos con mis padres durante los veranos, pero no recuerdo apenas nada. Me ha encantado leer tu artículo y puedes creerme, en breve intentare visitar esa bonita ciudad.
Qué gracia Fernando y qué etílicos somos muchos de tus lectores: Un buen porcentaje de visitantes te han/hemos querido recordar que echan en falta que hubieras ahondado en el matiz de licor dulce que deja la ciudad cuando uno se va.
Cuando estuve hace un par de años comí en el Majestic pero no sé por qué , creo que era domingo y estaba cerrada la librería y ya no pudimos ir al otro día porque nos íbamos.
Cómo sólo he podido estar una vez no puedo haber desarrollado costumbres (como sí he hecho ya en Lisboa, cenando en el Barrio Alto o en el cercano Algarve) como tú pero me gusta un poco más, sin entrar en detalles de línea editorial, y ya que ambos somos del gremio, el formato de O Público.
Ha sido un auténtico gusto recordar Porto con tus ojos porque, como casi siempre, suscribo gran parte de lo que cuentas. No recuerdo haber tomado las tripas pero me traje buenas botellas de twany (el porto de gama media-alta y creo que sobre 7 años en barrica) para ‘consumo propio’ como se suele decir, y para regalos familiares. Mi hermano, más pudiente, trajo también del superior y también trajimos varias del más baratito. Como toda Portugal Porto es una ciudad ideal, un deleite para una escapada de unos días y poder hacer una ruta también por el Douro (tan bueno como nuestro rioja, quizás algo más áspero y menos pulido porque se cultiva en bancales y la tierra es más pedregosa) y las quintas donde se cultiva, uhmm, todavía saborea el queso de las Azores que saboree en una de las catas por las que estuvimos.
La verdad es que me ha costado decidir sobre qué te escribía porque en cuanto me despisto trattas varios asuntos sobre los que me interesaría apostillar (humildemente) algo. Pero para el tema taurino necesito un rato descansado, porque sé que los españoles que somos o nos creemos progresistas tenemos un dilema cultural difícil de superar.
Pero es que me he llevado la maravillosa sorpresa de que la compañera bloguera Pamela ha leído también la novelita de Tabuchi y que, realmente, no es que hubiese olvidado pero se me había pasado que yo la leí antes de ir a Porto y luego encontré la ciudad, aún con su saudade y delicioso abatimiento arquitectónico, quizás su mayor belleza, más luminosa de como la pintaba el italiano en la obra, una suerte de íntriga a lo eduardo mendoza con algo de Montalbán. Pero claro, es que era el pleno mes de agosto.
Sobre la ciudad me indignó ver el otro día en uno de estos programas de calle por ciudades del mundo que proliferan como setas una insistencia excesiva en resaltar que Portugal es más pobre que nosotros.
De estos programas unos son mejores que otros, y al que me refiero es quizás el que va más a ras de suelo, es decir, es más ‘rastrero’, Callejeros por el Mundo. Metiéndose hasta la indecendia en las casas de las lugareñas, preguntándole cuánto cobran en sus pensiones y criticando que tiendan siempre la ropa de cara a la calle. Bueno y más cosas intentaron criticar superando la barrera del buen gusto,´recuérdaselo si puedes a tus compañeros del Grupo en esa cadena, si tienes ocasión Fernando. Porque la mayoría de los que estanmos aquí, como tú, volveremos y nos quedamos con lo maravilloso que tiene esta ciudad por la que fluye un río que le riega de sangre con licor dulce y sobre el que andar atravesándolo por sus siete puentes maravillosos
Sé que este post es antiguo, pero me detuve en él al ver las hermosas vidrieras que lo decoran. Otoño, Oporto; espero que sea una buena combinación, pues amerita un viaje.
A la espera de otros relatos.
Yo también lo conozco y después de leerte me gustaría volver.