Esta historia empieza en Toledo y acaba en México. Podría pasar por un cuento de Navidad, dadas las fechas. Pero es más profunda. Hasta sencilla. La Navidad fue en esta ocasión un motivo. Fruto de la necesidad. También de la nostalgia. Que fue el sentimiento que siempre acompañó a los trasterrados españoles en cualquiera de los exilios. España es un concepto golpeado, pero siempre está. Por eso no temo su quebranto. He vivido fuera de sus fronteras. Y sé lo que marca. Interpretarla a través de un símbolo es desconocerla. Patriotismo banal. España está fuertemente protegida por sus poetas. Que la transmiten. Al contrario que los historiadores, que la registran según los tiempos. O de los periodistas, que la contamos a vuela pluma. En ocasiones de manera equivocada. España es como el bolero, que cuando mejor se siente es en la lejanía. Dicen que la distancia es el olvido./Pero yo no concibo esa razón./Porque yo seguiré siendo el cautivo./De los caprichos de tu corazón. Toledo era en los años 30 una ciudad tranquila. De perfil conservador. Monumental. Militar. Religiosa. Armera. Pero la República, que se estaba fraguando, ya había enviado allí otros vientos. Era visita obligada de los extranjeros que acudían a Madrid. Ingleses, en su mayoría. De políticos, como Herriot. De genios, como Einstein. De españoles ilustrados. Azaña. Fernando de los Ríos. Zulueta. Ortega. Y refugio entre libros de Madariaga. De Marañón, que en su cigarral de Los Dolores compartía animada tertulia con ilustres visitantes. Pérez de Ayala. Valle. Unamuno. Federico. Marcelle Auclair. La tenista Lily Alvarez. Culta mujer ésta. El 98 y el 27 juntos con Toledo de fondo bajo el cielo de El Greco. Supiste esclarecer mis pensamientos./Me diste la verdad que yo soñé./Ahuyentaste de mi los sufrimientos./En la primera noche que te amé.
Luis García-Galiano era un joven emprendedor de familia acomodada que había nacido rayando el siglo XX en Sonseca, donde de niño había aprendido a fabricar el mazapán en la casa-obrador de unos parientes. Junto a su hermano Emilio se estableció en Toledo, pasando a regentar el concesionario de la Casa Ford. De pensamiento liberal, Luis era fundamentalmente un hombre inquieto. Con visión de negocio. A los automóviles de la Ford unió la explotación de la línea de autobuses con Madrid, que pronto dejó obsoleto al viejo ferrocarril que enlazaba con la capital. Próximo a Azaña, pertenecía a Izquierda Republicana. En 1931 se presentó a los comicios municipales por Toledo, alcanzando una de las primeras tenencias de alcaldía. E iniciando así una brillante carrera política tendente a modernizar una ciudad con restos del pasado que la complicaba aún más un cardenal entonces atado a la reacción, Segura. Pero el golpe militar del 36 acabó con su sueño. Teniendo que escapar hacia el exilio, dejando atrás a su familia. El éxodo lo llevó a México, tras pasar primero por Valencia y Barcelona, cruzar la frontera francesa en una columna de derrotados y permanecer un tiempo en un campo de concentración. La Ford de México le dio la espalda, pese a ser un hombre de la compañía. Y empezó un nuevo calvario. La subsistencia. Hoy mi alma se viste de amargura. /Porque tu barco tiene que partir./A cruzar otros mares de locura./Cuida que no naufrague tu vivir.
En las semanas previas a la Navidad de 1939, Luis García-Galiano observó que en los abarrotes (ultramarinos) de Ciudad de México faltaban los productos tradicionales españoles. Como consecuencia de la interrupción de las importaciones desde el régimen de Franco. Y pensó que podría resolver aquella carencia. Así que compró un molinillo de café y unas almendras, que mezcló con azúcar. Recordando lo que aprendió en Sonseca, moldeó figuritas, las barnizó con clara de huevo y las introdujo en el horno de su casa. Con esa primera producción -un kilo, aproximadamente- se tiró a la calle a recorrer todas las tiendas de abarrotes de españoles. Probaban los mazapanes, reconocían su calidad, pero no le hacían encargos. Hasta que llegó a La Sevillana, la tienda de don Ramon Guerra. Lebániego con connotaciones jándalas. Hombre de gran corazón. Legendario personaje de la colonia montañesa. Que encontró en Luis al hombre que podía salvar la Navidad a los españoles residentes en México. Y le hizo su primer pedido comercial. Facilitándole las almendras, el azúcar necesario e, incluso, dinero a cuenta. Nacía en ese momento Mazapanes Toledo, acreditada casa con sede en el centro histórico de México. Que hoy cuenta con tres sucursales. No ya surtiendo de mazapanes (producto estrella) a toda la República, sino elaborando en las cuatro estaciones del año turrones, peladillas y una variada gama de especialidades regionales españolas de la dulcería navideña. A Luis le sucedió su hijo Enrique, que se casó con Susana de Rivas Ibáñez, sobrina de doña Lola, la viuda de Azaña. Mazapanes Toledo lo dirige actualmente la tercera generación. Han pasado 70 años de aquel encuentro entre García-Galiano y don Ramón, que eran políticamente antagónicos pero sí españoles de la lejanía. De la distancia, que no del olvido. Con los beneficios de aquel pedido, Luis pudo reagrupar a su familia y emprender el negocio, hoy ya una institución en Ciudad de México. Dulce nostalgia que puede con todo. Lo dice el bolero: Aunque la luz del sol se esté apagando./ Y te sientas cansada de vagar./Piensa que yo por tí estaré esperando./Hasta que tu decidas regresar.
Ocurrió en México hace 70 años
http://www.fernandoorgambides.com/2009/12/18/dulce-nostalgia/
Querido Fernando:
Qué historia tan dulce y más todavía porque tu instinto literario la ha trufado con mucha sabiduría con ese bolero nostágico. Merecería la pena escribir una novela ¿Te animas?
Besazo, tu vecina de Arrieta 13.
Me ha gustado mucho la historia de Luis Garcia-Galiano, hombre emprendedor y con ganas de trabaja, ejemplo de personalidad. Si algún día visito Ciudad de México, no dudes, que ire a ver la antigua Sevillana, actualmente Mazapanes Toledo.
Que bonita esta historia Fernando y justo en estas fechas con un toque navideño como solo tu sabes hacerlo, como dice el bolero dicen que la distancia es el olvido, pero nunca se olvida lo que dejamos atras aunque consigamos nuestras metas y propositos siempre recordamos a los nuestros.
Hay un dicho que dice nadie es profeta en su propio pais, y creo que lo voy creyendo.
Por lo que cuentas sobre Toledo,Mexico y de los famosos masapanes que aun podemos disfrutarlos.
Bonita y dulce historia , deliciosamente contada, que me ha transmitido muchas emociones. Yo, también creo que deberías escribir una novela.
La lectura de está historia me ha emocionado y no por las fechas.
Que existan personas como Luís García Galiano, que desde la dureza del trastierro, tuvo la capacidad de iniciar algo que le dió de comer, le permitió reagrupar a su familia, dió dulzura e ilusión a tantos españoles, que no por gusto sino por necesidad no estaban en casa y (el mazapán cuando de veras se echa de menos, es cuando estás lejos de casa). Consiguió con un puñadito de almendras y un poquito de azucar, dar ilusión a sus compatriotas y un pequeño negocio, convertirlo en una gran empresa, hasta el día de hoy que ya van por la tercera generación.
He leído que Mazapanes Toledo, en el año 1946, empezo a regalar calendarios a sus clientes, para que siempre tuvieran presentes las mazapanes, turrones y peladillas, además iban con motivos de lugares emblemáticos de España pintados por el pintor y litógrafo catalán Francisco Javier Parcerisa. Chapeau¡¡¡ para este español que además de gran emprendedor y empresario, ya tuvo la visión de lo importante qué es el marketing, para dar a conocer un producto y puso ya en los calendarios la denominación de origen.
En mi casa de México, nunca faltaron en la Navidad, los turrones, los mazapanes, las peladillas, que año tras año mi abuelo Felipe, compraba en Mazapanes Toledo. Ahora vivo en Barcelona hace ya 8 años, pero los turrones no me han vuelto a saber igual. Gracias, por el recuerdo de aquellos turrones.
Me ha gustado mucho la historia, que nos cuentas y me parece un bonito reconocimiento a los españoles que tuvieron que sufrir el exilio.
Bonita, bonita histora. Es un placer leerte una y otra vez, es un regalo.Ojala un día se te ilumine la mente, empieces a recopilar tus escritos y comentarios de tu gente que con asiduas insinuaciones te animan a que como vulgarmente dicen “te pongas las pilas” y empieces a escribir tu libro. EXITO SEGURO.
Me gusta conocer historias como la que cuentas. Yo, como muchos españoles tengo familiares, que en su momento tuvieron que emigrar por diversos motivos y me alegra saber que a algunos les fue muy bien. Ojala, nunca mas nadie tenga que dejar su tierra por ningún motivo.
Al leer tu magnifico artículo, me he pregundado, si mis amigos de Mexico ( de origen asturiano) conocian el mazapan de Toledo. Como podia dudarlo, me han dicho que,durante dos generaciones que en su mesa de Navidad no pueden faltar Las figuritas tan elegantes de mazapan y naturalmente procedente del Mazapan de Toledo.Que alegria.
Fernando: articulos como este, tan bonito y tan dulce nos hace falta en estas fechas navideñas para que sean lo mas dulces posibles.Gracias.
España se lleva en el alma.
No hay un español en México que haya olvidado sus señas de identidad;nunca reñidas con su entrega a la nueva Tierra que los acogió.
Copla y bolero van de la mano , en esa mirada nostálgica de lo que se deja atrás. Música y poesía para el éxodo forzoso ó voluntario de tantos españoles que enriquecieron la vida cultural de México.
Podría ennumerar muchos nombres célebres , de los que mucho se ha escrito.
Si bien, la historia de Luis García-Galiano y de Ramón Guerra que hoy nos relatas , es digna del mejor cuento de navidad. Es la épica personal de aquellos españoles emprendedores que engrandecieron el exilio con su buenhacer.
Nosotros, los mexicanos tenemos una deuda de gratitud,
por esa herencia del Exilio, que abarca multitud de ámbitos.
Incluída la dulzura de los mazapanes.
Algún día habrá que reconocer a tanta gente anónima del exilio que hizo patria desde la aflicción.
Un cuento de Navidad con música.
Mil gracias por las notas de la dulce memoria familiar
Solo queda mencionar la ensenanza y el orgullo por este dulce oficio
con mis respetuosos saludos
Dulces recuerdos y con musica. Yo, tambien vivo fuera de mis fronteras, pero… acompañada de mis sabores PASARAN MAS DE MIL AÑOS, MUCHOS MAS, YO NO SE SI TENGA AMOR LA ETERNIDAD. PERO, ALLA TAL COMO AQUI EN LA BOCA LLEVARAS SABOR A MI. Llegaban las Navidades y yo sabia que mi casa se llenaria de peladillas, mazapanes de Toledo en fin toda clase de dulces deliciosos de “La Madre Patria ” decia mi Abuelo… TANTA VIDA YO TE DI QUE POR FUERZA TIENES YA SABOR A MIIIIIII.
tengo curiosidad por saber por qué ese ultramarinos o abarrote de méxico distrito federal se llamaba la sevillana y si su propietario, el señor guerra, tenía algo que ver con sevilla a pesar de ser del valle de liébana, como bien dices, lo más probable de potes, de donde emigraron muchos cántabros a mexico y a sevilla. ademas pones lo de connotaciones jándalas. así que te pido que me saques de una duda que me ha entrado al leerte porque, si no me equivoco, me da que el señor guerra tenia que ver con los dueños del hotel pasarela de sevilla. si lo sabes, dímelo porque me haría una gran ilusion por una cuestion familiar y si no lo sabes rogaria a algun sevillano o lebaniego que los sepa que me lo diga. pero mucha ilusion que me haria o diria más, me haría muy feliz porque completaria una historia familiar que llevo muchos años investigando. muchas gracias.
Orgambides, no entré el otro día a comentar tu artículo Valles Pasiego, aunque me quedé con las ganas porque te salió redondo. Al leer hoy este nuevo tema y el comentario de SEVILLANO no me he podido resistir y quiero aportar unos datos genealógicos e históricos para situar a don Ramón Guerra Gónzalez, propietario de La Sevillana, que como indicas al mencionarlo era un cántabro de pro y muy conocido.
Don Ramón Guerra González era de Turieno, Ayuntamiento de Camaleño, cerca de Potes, y regentaba en México DF La Sevillana, que era una tienda de abarrotes muy importante porque expedía productos de importación. Era un proverbial hombre de negocios de gran reputación en México y en su Cantabria natal y estaba casado con doña María Luisa Mazorra Fernández de los Ríos, natural de Villacarriedo, hija de un importante abogado del lugar llamado don Antonio Mazorra Ortiz, que llegó a ser presidente de la Diputación de Santander y gobernador civil de Palencia y Guadalajara en el reinado de Alfonso XIII, y de doña María Fernández de los Ríos Holgueras, también nacida en Villacarriedo, aunque establecidos en Saro. No hay que olvidar que el suegro de don Ramón llegó a ser el mayor contribuyente de Villacarriedo y fundador de un semanario llamado El Eco de Carriedo. Don Ramón y doña María tuvieron varios hijos, que recuerde de nombre: doña María Luisa, don Ramón, doña Clara, don Antonio, don Fernando y don Ignacio. Algunos de los varones estudiaron internos en los Escolapios de Villacarriedo, aunque la residencia familiar la tenían en México. Ese mismo colegio que tu describías en Valles Pasiego, así que entre una cosa y otra todos los caminos llevan a Roma.
No puedo asegurar la existencia de relación empresarial de esta familia con el hotel al que se refiere SEVILLANO aunque estoy convencido que algo hay, si no de la parte de don Ramón si de la de alguno de sus hijos o parientes próximos, probablemente Fernando aunque eso es muy fácil de preguntarlo en Sevilla con todos estos datos que te proporciono y con tanto jándalo allí establecido.
Espero que te sirvan y mi felicitación a Orgambides por tan acertados artículos.
Que historia Y, con final feliz.. Es un sueño hecho realidad que a las gentes del mundo la uniera EL DULCE…. Y que compartieramos con alegria , con musica. con un delicioso mazapan todos en PAZ. GRACIAS
Gracias Fernando, por contar una historia tan entrañable , parecida a muchas otras, que por desgracia se produjeron a causa de la triste situación del exilio, que tantos españoles sufrieron.
Pero que bonito ver como les acogieron en países como México, donde encontraron mucho afecto y comprensión y donde la mayoría pudieron demostrar el carácter emprendedor de los españoles, montando empresas que ya hoy van por la tercera generación.
Y , por ellos estaremos esperando, si algún día deciden regresar
¡España protegida por sus poetas! Un nuevo y maravilloso concepto político/lírico.
Yo tambien formo parte de Toledo, pues parte de mi familia ha nacido allí y yo he pasado largos veranos, de niña, en casa de mi tío, que hoy luce su nombre en una callecita de mi entrañable Toledo. Pintor Morera, callejón de ese Toledo empedrado. Recuerdo su tranquila alameda, paseo fijo todas las tórridas tardes de julio, y las armerías donde vendían recuerdos, como espadas y broches de pan de oro. Allí pase muchos veranos de mi vida y hoy tu, has hecho encender esa llamita de nostalgia que todos tenemos por nuestros recuerdos de infancia. Gracias Fernando y te deseo Feliz Navidad y sobre todo muy saludable en estos tiempos que corren.
Que bonita historia nos cuentas, Fernando. Que necesario es saber y recordar, que un día la generación de mis abuelos tuvo que exiliarse ó emigrar que lo mismo dá, porque en España no había lugar para ellos por motivos políticos o económicos. Hoy por suerte, cabemos todos. Valoremos lo que tenemos.
A cuanta gente conseguiría sacar una sonrisa o hacer caer una lagrimita, recordando nostálgicos la lejanía de su tierra, donde dejaron casa y familia para intentar tener una vida mejor. Son aquellos que ahora regresan porque aunque con crisis siguen teniendo nostalgia de su tierra que hace años los vio partir.
Feliz navidad para ti y tus lectores.
Me llaman mucho la atención los títulos que encabezan tus escritos. Pero en este caso, mucho más. La nostalgia suele ser siempre triste, duele -algia-; es un regreso a través del recuerdo a algo o a alguien perdido, lejano. En este caso, “dulce” es un calificativo contrastante, que intriga.
La lejanía, el exilio, los trasterrados…Empieza la historia en Toledo, descrita maravillosamente. En unas pocas pinceladas, obtienes el cuadro completo de la ciudad. Toledo es sobrecogedora. Maravilla con tanta magnificencia: su arte, la historia, grandes personajes…Y en medio de su esplendor, surge un personaje sencillo y humilde: el mozo Galeano. En ese contraste está la hermosura de la historia. Desde lo pequeño has llegado a lo extraordinario.
Galeano, el mozo del mazapán. Un simple artesano, que la guerra y el exilio desplazaron hasta México. Se quedó sin nada. Pero se llevó el arte de sus mocedades: la elaboración del turrón de mazapán. Y triunfó. Y alegró a la colonia de españoles exiliados también, les “endulzó” la Navidad.
Y este bolero que has puesto de música de fondo al relato, ambienta y facilita el regreso.
de toda tragedia nace una linda historia. emocionante relato, querido fernando.
Muy acertado tu artículo. Es una historia que no acaba con aquel acuerdo entre dos españoles sino que continua en nuestros días, como lo demuestran los setenta años de Mazapanes Toledo y su tercera generación al frente del negocio. Felices Pascuas a todos.
Como siempre la historia buenisima, he pasado un buen rato leyéndote. Me han dado ganas de hacer trampa y antes de que llegue la Navidad, voy a pellizcar un trocito de mazapan . Buenas Fiestas a todos¡¡¡
Extraordinaria lección de como abrirse a la vida en la soledad del destierro, que sólo pudieron llevar a cabo hombres como Luis García Galiano. Son las gestas de aquella República errante todavía muy desconocidas. Gracias a ti sabemos hoy algo más. Emocionante, Fernando.
Dulce nostalgia, no has podido acertar más con este artículo.
Llevo mucho tiempo lejos de mi tierra, gracias a Dios por amor, pero como extraño el olor que por esta época se empieza a sentir por todas las calles de Bogotá, haciendo los típicos manjares de navidad, nuestra típica natilla, que es muy diferente a la de España y que sólo se hace para Navidad, los bueñulos, el manjar blanco, el arequipe, las brevas, en fin … si sigo numerando la cantidad de postres que inundan nuestra mesa en estas épocas soy capas de coger un avión y regresar a mi hermosa tierra, sólo por el capricho de disfrutar dichos manjares.
Pero afortunadamente estoy en la tierra de los turrones y de otros los postres que nos enumera el autor que afortunadamente hacen que no extrañe tanto la navidad de mi pais.
Leyendo esta bonita historia, valoro mucho mas que mi país actual, no tiene nada que ver con el de hace 70 años y que hoy los que queremos podemos comer el turrón en casa con nuestras familias y amigos.
Feliz Navidad¡¡¡¡¡
´Me ha conmovido mucho la historia, que triste debe ser tener que emigrar ó exiliarse, hoy por suerte los españoles ya no tenemos necesidad de irnos de nuestra tierra. Pensemos que hoy somos país de acogida y acojamos a los inmigrantes como nos hubiera gustado que lo hubieran hecho con nuestros abuelos.
¡¡¡ Feliz Navidad¡¡¡
Fernando : Recuerdo muy bien cuando mi abuelo, el Dr. Ramón Rodríguez Mata, iba todos los años por ésta época, a comprar a Mazapanes Toledo la pasta para hacer la rica y deliciosa sopa de almendras, que con tanto gusto comía. Era un goloso. Igualmente recuerdo que algún cliente suyo, todos los años, le regalaba una llamada “colineta” también de Mazapanes Toledo y que compartía con los nietos que íbamos a ver a los abuelos. Dulces recuerdos aquellos.
Felices fiestas para tí y todos tus blogeros y gracias por todas las historias que nos cuentas durante todo el año.
Que bonita historia,me has hecho recordar mucho a mi familia, en especial a mi madre que siempre se pasaba cantando los boleros del trio los Panchos.Una bonita historia que a los que nos encontramos fuera de nuestra patria seguramente que nos ha puesto un poco melancolicos.Pero sinceramente estas historias son un regalo, para hacer volar la imaginacion.GRACIAS FERNANDO
Una historia preciosa y tan-tan bien contada! Te felicito, amigo mío.
Y esta historia de dulces y mazapanes me trae a la memoria aquellos paquetes que, siendo yo una mocosa todavía, mi padre traía a casa un par de semanas antes de Navidad. Mi ama los solía guardar en uno los huecos del aparador del comedor y supongo que los reservaba para los postres de la Nochebuena y demás días de estas fiestas, pero no recuerdo muy bien ese detalle…
Lo que tengo nítido en mi memoria es el sabor del “pastelito” que mi padre me daba -y otro a cada una de mis abuelas, sentadas las dos en sus butacones, en aquella sala enorme – tras haberlo “robado” de una de aquellas cajas de cartón, rompiéndola por una de sus esquinas… Era como ser cómplices de una travesura… mi ama, guardando celosamente ese tesoro en el fondo del aparador y mi aita, saltándose las leyes de la señora de la casa, ofreciendo ese manjar a “sus niñas”… ay… mil años hace de todo esto pero parece que fuera ayer.
Luego supe que no eran “pastelitos” sino mazapanes “… de Toledo!!!” rubricaba mi aita, exagerando el tono de la frase, “… los mejores del mundo entero!!!”… (sonrío)… Tal vez no lo fueran, pero ni falta que hacia, que a mi me sabían, sencillamente, al gloria bendita! Tal vez porque eran “robados”, el secreto de la Navidad, el que compartíamos mi aita y yo… ay…
Dulce nostalgia, que puede con todo, dices, no sé yo… No creo que pueda con la tristura que nos envuelve, en ocasiones, cuando recordamos a quienes tanto quisimos -y tanto queremos todavía- y ya no están. Recurrir al bolero es una hermosa manera de mitigar esa pena, no te digo que no, pero ambos sabemos que no suele ser suficiente…
Habia antaño una pasteleria en Irun, La selecta llevaba por nombre (hoy reconvertida en sucursal de un obrador panadero) donde solia acudir en mi niñez. Los domingos a por unas tartaletas de manzana con una guinda en medio que quitaban el hipo y cuyo sabor me viene de vez en cuando y que hoy por hoy, y mira que he hecho tartas de manzana en mi vida, nunca he llegado a conseguir
En navidades, llenaba sus escaparates con serpientes de mazapan y mi madre al pasar delante siempre me recordaba que mi abuelo siempre le regalaba una de aquellas sierpes dulces en estas fiestas
Un año, tendria yo diez u once, cogi mis pocos ahorros y le compre la serpiente de mazapan mas grande que habia en la tienda
No se como lo haces, amigo Fernando, que siempre me haces volver a mi infancia
Feliz Navidad y prospero 2010
p.d. Voy a ver si encuentro la receta de los mazapanes y me pongo a hacer unas figuritas esta tarde o mañana sin mas dilacion. Que este año, nadie me ha regalado mazapanes
He vuelto a leer esta historia que me ha llevado a mi infancia en la Ciudad de México, y el recorrer de las calles del centro hasta llegar a la tienda Toledo, sin imaginarme cómo había comenzado el nombre, la tienda y el fundador.
Magnífico. Gracias¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Dude, right on there brohetr.