El 23 de febrero de 1981 era lunes. Por aquel tiempo trabajaba yo en la sección política del diario El País, pero ese día descansaba. En el momento en que los guardias de Tejero asaltaban el Congreso (18.22 horas) caminaba desde Gran Vía hacia Tirso de Molina. En busca de la calle de la Magdalena, que era donde se encontraba entonces el taller de Sastrería Cornejo. Una de las casas de alquiler de vestuarios más cotizada de Europa. Y en donde tenía que recoger un pedido. Pero nunca llegué a destino. Porque al cruzar la Puerta del Sol me enteré por un corrillo de personas pegadas a un transistor que el hemiciclo había sido ocupado por las metralletas. Corrí hacia la Carrera de San Jerónimo para comprobarlo. Y ya cerca de la plaza de Las Cortes, presencié con mis propios ojos como se estaba formando el primer cordón de seguridad que separaba a los golpistas de la calle. Busqué precipitadamente un teléfono para contactar con la redacción. Y desde el Hotel Inglés -en la vecina calle de Echegaray– hablé con Soledad Álvarez-Coto, mi jefa entonces. “Estamos preparando una edición extra”, me dijo. “Que va a incluir un editorial condenando el asalto”. Felizmente registrado para la historia con el título El País, con la Constitución. Y escrito de puño y letra por Juan Luis Cebrián en un ejercicio de firmeza en defensa de la democracia. Soledad era en esos años la única (y primera) mujer al frente de una jefatura de sección en el periódico. Entrañable amiga, combinaba su elegancia con el periodismo de raza. Y -sin alterar el tono de voz- me responsabilizó informativamente de lo que estaba sucediendo fuera de la Cámara, para lo que me hice -de entrada- con una habitación en la tercera planta del Palace. Justo de las que dan al Congreso. Y en la que habilitamos un pequeño observatorio para seguir de cerca el desarrollo de los acontecimientos. Lo que pasó aquella noche está ya más que contado. Incluso hasta novelado. Pero si existió un escenario que facilitó el final incruento de aquel patético asalto fue este hotel. Un icono de Madrid que atesora ya fecunda historia. Pese a que hasta 2012 no cumplirá sus primeros cien años.
Es martes 14 de septiembre. 20.00 horas. Estoy junto a la recepción del Palace saludando a Sheila Cremaschi, directora del Hay Festival. Que tiene la cortesía de acompañarme unos minutos en el vestíbulo a la espera de que me entreguen un libro. Mientras que un grupo de muchachas de origen arábigo allí alojadas disfrutan de la libertad desprovistas del hiyab y luciendo ajustados jeans. Este hotel me trae grandes recuerdos que van más allá del 23-F. El padre de Alfredo Relaño -excelente periodista y amigo- trabajó muchos años en la recepción. Turno de noche. Y gracias a su relación con los clientes le pudo regalar a Alfredo su primer transistor. Relaño siempre me ha contado historias fantásticas del hotel, aunque también recuerda con tristeza las campanadas de fin de año en la casa familiar con el padre ausente. Supo por una portada de la revista Times abandonada por un huesped que en Liverpool había nacido un grupo musical llamado The Beatles. Y pudo presenciar con solo trece años en el Bernabeu el gol de Marcelino a Rusia debido a las facilidades que tenían los conserjes del hotel para adquirir entradas. Recuerda el Palace como un referente de grandeza cosmopolita (e internacional) en una España en la que todo se quedaba pequeño. Fue Alfonso XIII quien impulsó este hotel al pedirle al magnate belga Georges Marquet su construcción. Habida cuenta de que Madrid -como se había puesto al descubierto en la boda real de 1906- se encontraba escaso de plazas hoteleras, pese la existencia de confortables establecimientos como el Hotel Paris, en la Puerta del Sol, y el Hotel Internacional, en la calle del Arenal. E incluso el Hotel Ritz, que fue inaugurado en 1910 también a instancias del Rey. El Palace se construyó en 18 meses y 11 días sobre un solar de 6.000 metros cuadrado que había pertenecido a la Casa de Medinaceli. Ochocientas habitaciones en un edificio de hormigón armado siguiendo el estilo de los grandes hoteles europeos diseñado por el arquitecto catalán Eduard Ferrés. Fue el primer hotel de Madrid con teléfono y baño en cada habitación. Porque si las habitaciones del Ritz tenían también teléfono, los baños en cambio eran compartidos. El hotel fue inaugurado el 12 de octubre de 1912 con todo tipo de comodidades para sus clientes. Que disponían de un plantel de 625 empleados dispuestos a ofrecerles las mejores atenciones. Y pronto se convirtió en un éxito social puesto que su jardín de invierno (o salón rotonda con luz natural) convocaba a lo más granado de la sociedad madrileña. Que acudía allí con sus mejores galas atraído por el perfume glamouroso de la época.
Canalejas fue el primer político que frecuentó el Palace. Pero un mes después de abrir sus puertas fue asesinado en la Puerta del Sol por un anarquista que había recibido información de sus costumbres a través de un pintor que trabajó en la construcción del hotel. Lorca y Dalí, entonces en la Residencia de Estudiantes, solían acudir a la Brasserie. Que era la primitiva cervecería alemana del establecimiento. Y que disponía de una espléndida sala con 55 mesas de billar. Para la posteridad ha quedado una carta con membrete del local en la que ambos recurren al escritor Claudio de la Torre para que les preste 125 pesetas que necesitaba Luis Buñuel para viajar a Zaragoza. Alfonso Doce de plata/ vuela en la moneda blanca./ De corcho y hoja de lata/ mi cuerno de la abundancia./ ¡Me gasté en el bar del Palace/ mis monedillas de agua! (1) Quién falleció en el hotel fue el periodista Julio Camba. Después de haber vivido 13 años en la habitación que el banquero Juan March le tenía asignada a su mecánico. Parece que March le debía un importante favor a Camba de cuando se fugó de la prisión de Alcalá de Henares (1933). Y éste se lo cobró pidiéndole que le dejara de por vida aquella habitación. La 383. Estos pasajes los leo por encima en un libro monográfico del hotel que acabo de adquirir en la recepción. Y en el que Arturo Pérez Reverte, Pedro Montoliú y Enrique Domínguez Uceta nos introducen en la historia de este emblemático establecimiento madrileño. Que pese a compartir propietario durante años, siempre compitió con el Ritz. Más exclusivo y aristocrático. Y tan restrictivo con el origen social de sus clientes que el actor James Stewart tuvo que recurrir a su condición de coronel de la US Air Force durante la Segunda Guerra para conseguir una habitación. Sheila Cremaschi me invita a pasear por los alrededores del hotel mientras hace tiempo para acudir a un restaurante cercano donde ha quedado citada. Ya en la calle contemplo la impresionante fachada de seis plantas coronada por torreones cilíndricos que le da prestancia al edificio. Que en noviembre de 1936 fue reconvertido en un hospital de sangre de 800 habitaciones después de haber albergado durante unos meses las oficinas de la embajada soviética. Miro hacia arriba intentado identificar aquella habitación que usamos como observatorio la noche del 23-F. Pero soy incapaz de distinguirla con exactitud. E incluso me provoca mal recuerdo porque lo ocurrido aquel día fue un gran disparate. Prefiero imaginarme a Ava Gardner bajo la marquesina de entrada esperando un taxi que la lleve a Chicote. O al portero uniformado saludando con su chistera a los Rollings a la vuelta de (Casa) Botín. Y prosigo conversando con Sheila.
(1) Federico García Lorca.
Paseo por el hotel más emblemático de Madrid en su 98 cumpleaños.
http://www.fernandoorgambides.com/2010/09/16/lleveme-al-palace/
En el blog: Lléveme al Palace: El 23 de febrero de 1981 era lunes. Por aquella fecha trabajaba yo en la sección po… http://bit.ly/9s7sYg
Fernando, qué alegría saber por tí que ese hotel lo proyectó y lo ejecutó el arquitecto Eduard Ferrés i Puig, nacido en Vilassar. No sé si sabrás que también fue el aquitecto que construyó el Casino de Estoril y el edificio de Almacenes El Siglo (inaugurado como Damians), en la calle Pelai y que creo que ahora es la tienda C&A. En realidad Ferrés fue un arquitecto modernista. Un saludo.
Que interesante tu experiencia, Fernando. La historia del Hotel Palace francamente apasionante. Me ha sabido a poco este artículo. Mi más cordial enhorabuena.
Hermosísimo artículo.
Lo que pasó aquella noche está ya más que contado… genial, carpetazo y a la actualidad, en buena compañía. Recuerdos, vivencias y detalles que consiguen meterme en tus escritos como si fueran películas. Un placer
Hoteles como testigos de la historia. Te da para una gran serie…
Me contaron un día lo que le pasó a Cantinflas cuando llegó a la recepción del Hotel Ritz. Había reservado desde México una habitación a nombre de Mario Moreno, pero al entrar al hotel los empleados lo identificaron inmediatamente como el popular actor.
Como el Ritz no admitía a la farándula entre su clientela, el recepcionista le dijo que sólo le quedaba libre la suite más cara del hotel. Cantinflas vio el precio y se dejó llevar por la alternativa que le ofrecían: una habitación en el vecino Hotel Palace.
Espléndido artículo!!. Tendré que pasarme por la recepción del hotel a conseguir el libro, porque la historia de este Hotel tiene que ser muy interesante. Como siempre, muchas gracias por compartir tus experiencias.
Maravillosa forma de que hablen los edificios, que siempre tienen más memoria y más cosas que contar que nosotros.
Un fuerte abrazo
Llevo un tiempo iniciado en Internet y soy asiduo a leer páginas interesantes de cultura. Casualmente, he tenido buenas referencias de este blog y, ya hace algún tiempo que leo todo lo que en él se escribe, pero, sinceramente, creo que debo comentar que el autor del blog no es, ni de muy lejos objetivo, ni tampoco existe objetividad alguna en todo lo que dicho blog se escribe. El egocentrismo reflejado en sus palabras y la poca objetividad de sus comentarios llevan a la triste conclusión de que es un autor culto, aunque con grandes pinceladas (de brocha gorda) de egocentrismo y subjetividad en demasía… Es decir, que el autor es bastante “fantasmilla”!!
EL NOMBRE DE “SASTRERIA CORNEJO” ME TRAE INOLVIDABLES RECUERDOS. CREO QUE SE LLEVARON EL TALLER A CANILLEJAS, PERO MIENTRAS ESTUVO EN LA CALLE MAGDALENA AQUELLO FUE UN LUGAR DE CITA OBLIGADA PARA EL MUNDO DEL ESPECTACULO, SEA CINE O TEATRO. PUEDO ASEGURAR QUE ALLI SE ENCONTRABA DE TODO Y QUE EN SUS ALMACENES HABIA MILES Y MILES DE TRAJES DE TODAS LAS EPOCAS.
Espectacular en ese hotel es la cúpula de grandes dimensiones que se encuentra junto a los comedores. Creo que es de la mayores que yo he visto en este tipo de hoteles antiguos y permite que los salones se alimenten de la luz natural.
Está formada la cúpula por vidrieras a modo de claraboya. Cada vez que entro en el Palace Hotel voy a ese salón redondo, cuyos sillones están siempre ocupados por clientes y visitantes.
Los precios son prohibitivos, así que me doy la vuelta y me voy a tomar el café por el barrio de las Letras, que está muy cerca y dispone de sitios muy autenticos.
De todas formas, merece la pena entrar a ver la cúpula y el bar inglés del hotel, decorado como uno de esos clubs que aparecen en las películas de Sherlock Holmes..
¿Fantasmilla?
Conozco a Fernando desde la Facultad y podría escribir una enciclopedia con sus experiencias.
No seas tocahuevos, hombre!!
Ni caso, Fernando. Sigue sorprendiéndonos. Mucho ánimo y un gran abrazo.
Valle
He descubierto este blog casualmente y me he encontrado que trata de uno de mis temas preferidos, los grandes hoteles, y en este caso el Palace, de Madrid. Dulce historia la de este hotel, que sólo se interrumpió como tal durante la Guerra Civil para una causa noble, la hospitalaria, y que volvió a recobrar su esplendor pocos meses después de acabada la contienda. Este hotel era como una laguna dentro del regimen franquista puesto que sus salones, el snack bar y sus diferentes comedores eran como una bola del mundo en la que corrían las divisas, se hablaban todos los idiomas y concurrían elegantes señores y señoras de todo el mundo. Era por otra parte una pasarela de artistas, toreros, cantantes, bailarines, escritores y futbolista españoles que, a falta de otra cosa, eran los verdaderos idolos del pueblo. No es de extrañar que esa excepcionalidad que representaba en el franquismo fuera escogida por el duque de Windsor, Orson Wells, Agnelli el de Fiat, Glen Ford, Ava Gadner, Lauren Bacall, Gari Cooper, Maria Callas o Cantinflas en sus visitas a Madrid, lo que le convertía en uno de los pocos espacios cosmopolitas de la España franquista pese a estar cerca de la que fueron Las Cortes de Franco y de aquellos procuradores a dedo que las integraban. Cuandoc voy a Madrid me encanta visitar el Palace y tomarme una manzanilla en su bar escocés.
buenos días, fernando.
llevo casi desde el principio leyendo tu blog. hay temas que me interesan mas o me interesan menos e incluso otro que no entiendo o me siento distante porque no conozco los lugares o los nombres que citas, pero me gusta como escribes y la corrección con la que tratas las cosas. no suelo ponerte ultimamente comentarios porque me falta tiempo y ademas me cuesta escribir, que no es lo mio, pero en el de fidel castro me quedé con las ganas porque fuiste muy critico aunque tambien muy educado. he leido esta mañana tras desayunar el comentario de federico y no voy a entrarle al trapo porque pienso que es una provocación y demasiado interesante es la historia del palace como para quitarle protagonismo. por cierto tengo bonitos recuerdos del palace desde que era una niña porque por su puerta pasaba a menudo con mi madre a buscar a mi abuela cuando salia de la iglesia de jesus de medinaceli. bueno, quiero decirte fernando que internet es libre. tan libre como para que cada unos pongamos nuestra opiniones y tan libre para que unos te sigamos leyendo porque nos gustas y otros acudan a freud porque allí puede que estén mas a gusto.
gracias por tus articulos y que pases un buen fin de semana.
Cómo siempre es muy interesante leer tus experiencias y anecdotas. Da un poco de envidia el mundo que tienes.
Cornejo es una de las satrerías de teatro, cine y disfraces más importantes del mundo y la tenemos en madrid.
Te paso el link de su página web:
http://www.sastreriacornejo.com
Un saludo.
Los que vivimos el horrible 23F, no queremos -auque es imposible- recordarlo, no obstante, para las generaciones que han nacido posteriormente es imprescindible que sepan la realidad de aquel momento así como este pais estuvo sometido más de 40 años a la dictaduda de F.
Dicho esto, tus enlaces entre la historia,personas interesantes por su trayectoria profesional o cultural,lugares emblemáticos con edificios historicos (hoy el hotel Palace de Madrid) son muy interesantes.
me encantaría pasar un fin de semana en ese hotel madrileño.
Era muy joven yo cuando sucedieron los hechos del 23 F, nada sabía yo entonces de política, pero si me asuste y no lo olvidaré. Todo el mundos se recluía en sus casas y estaban pendientes de la radio y las noticias de los periódicos. Yo no entendía bien el porqué, pero si era consciente de que algo grave estaba pasando. Es una foto del pasado que con tu relato he vuelto a recordar. Me gusta tu manera de transportarnos al pasado por medio de sitios pintorescos como puede ser el Holel Palace de Madrid u otros lugares que en tu bolg has utilizado para ello.
Como siempre, otro gran artículo, Fernando.
Ánimo y adelante.
Besos.
Las paredes de hoteles emblemáticos como el Palace encierran interesantes y bonitas historias, que nadie como tu, Fernando, sabe contar.
La última vez que estuve en Madrid me acerqué al Palace. Su ubicación me conmueve: junto a la Carrera de San Jerónimo, donde se desarrolló la novela galdosiana “La fontana de oro”. Es curioso, no me acordé del 23 F. Prefiero la literatura. En cambio, el hotel me trae recuerdos nostálgicos. En él se hospedaban mis padres, cuando acudían a Madrid en viaje oficial. Mientras él se citaba con representantes oficiales, mi madre daba sus paseos por los alrededores. Y es que un gran hotel es eso. Una acumulación de vivencias, algunas de ellas históricas. Las mías, totalmente personales. En parte como te sucede a ti. Después de desgranar las historietas y personajes que sucedieron en el hotel, haces referencia a esa ventana donde estaba situada tu habitacion la noche del 23 F. El suceso lo tildas de gran disparate. Me alegro. Pero no creo que le des carpetazo, porque ha sido una vivencia. En mis paseos por Madrid, siempre me parecerá ver a mis padres paseando juntos y felices por los alrededores del Palace. Creo que tú también seguirás buscando esa ventana. Y esto es lo que humaniza tu escrito y el lector encuentra el sello personal.
La primera vez que visite España llegue de Londres a Madrid. y nos alojamos en este emblematico y hermosisimo Hotel. El recuerdo es de un sitio elegante , en el que se compartia con la crema de la intelectualidad y de la elegancia . Si hay algo en mi vida que nunca pude cumplir es tener un hotel aunque fuera pequeñito . Me encantaria tener el libro….. En donde se puede comprar? ,
Te ha faltado contar que en el salón redondo al que te refieres en el artículo se llegaron a celebrar veladas de boxeo, creo incluso que con apuestas, aunque esto no lo tengo confirmado. Me parece que en los priemeros años de vida del hotel. Un saludo.
Me da mucha alegria ver que alguien como usted tiene la sensibilidad de dedicarle un artículo al Palace, que es todo un emblema de Madrid y uno de los hoteles más entrañables de Europa, además de concentrar entre sus muros parte importante de la historia de España de los últimos cien años.
Soy un asiduo del hotel y bajo esa rotonda que usted llama jardín de invierno he pasado muchas horas, conversando con amigos o haciendo esperas a clientes amigos alli hospedados.
Esa rotonda donde los clientes toman hoy el aperitivo, el café o el té de media tarde es de luz natural gracias al tragaluz vidriado que a modo de cupula cubre el recinto.
Se da la circunstancia que cuando el hotel fue reconvertido en hospital fue allí mismo donde se montaron las salas de quirófano y gracias a la luz natural se pudieron hacer operaciones quirúrgicas que en otros lugares del hotel eran imposibles de realizar por los continuos cortes de luz que sufrió Madrid durante la Guerra.
Le felicito por haber elegido tan buen tema y le animo a que continue manteniendo vivo el amor que le tiene al Hotel Palace con la misma intensidad que lo refleja en este exquisito y bien logrado artículo digno de un gran periodista como usted.
Un afectuoso saludo.
G.O.N.
Lindo artículo, don Fernando!!!
En Barcelona tenemos un Palace Hotel que el año pasado se reinauguró y puede que sea ahora el hotel más lujoso de Barcelona. Está en la Gran Via de les Corts y creo que tiene el mismo tiempo de fundación que el Palace Hotel de Madrid.
Ahora mi pregunta para ud Fernando o para quien me conteste de sus lectores es si tienen que ver algo entre sí estos dos Palace, mismo dueño o misma compañía, mismo servicio, mismo tipo de salones y habitaciones, mismo scotch bar, cocina, etcetera, etcetera.
Por lo que sé, estimada Nuria, son muy parecidos, pero el nuestro es mucho más pequeño en espacio y en número de habitaciones. Comparten el mismo concepto de hotel de lujo, con salones amplios y un bar escocés, y como dices se construyeron casi al mismo tiempo, un poco antes el de Madrid. No te puedo decir como son las habitaciones porque no las conozco, sí en cambio lo que te digo porque he entrado varias veces, esencialmente para bodas. Espero que te ayuden estas consideraciones. Hasta la próxima.
Fernando, acabo de regresar de vaciones y me encuentro varios artículos tuyos. Los tendré que leer todos y ya te comentaré. De momento, te mando un saludo desde este Lléveme al Palace en el que me has “llevado” a recordar este precioso hotel de Madrid al que he ido mucho de cocktails y cenitas. Me ha gustado mucho. Besos.
Que no Federico, que te confundes, que Fernando no es un “fantasma”, es un contador de historias, que nos tiene enamoriscados a muchos que seguimos el “Arte de la Vida”, el arte de buen vivir y del saber, que él tan bien describe.
Con su artículo llego a una conclusión que desconocía:, que fueron los Reyes de España los que dieron alas a la construcción del Ritz y del Palace, dos hoteles exquisitos de Madrid en un país deguitarra y pandereta y hoy cada vez más republicano y extremista.
Lo del 23F es otro cantar, ni el Rey ni el Psoe eran ajenos a lo que sucedió, ni tampoco El Pais con su elogio a la Constitución.
Queda mucho por saber!!!
Saludos cordiales
Creo que el episodio del 23-F no se cerró bien y se le dio un carpetazo interesado por las circunstancias que vivía la entonces incipiente democracia. Todavían nos quedan muchas lagunas y muchos interrogantes en el aire, así que tarde o temprano a lo mejor son nuestros nietos quienes descubran “oficialmente” quien estuvo verdaderamente detrás de toda esa operación. De momento nos tendremos que contentar sólo con la sospecha.
Cuantas veces paseamos por las calles, admiramos bellos edificios sin saber la historia que contienen sus muros.
Gracias a tu blog cada día conozco algo mas.
Saludos
no tenía ni idea que ese hotel tenga tenga tantas historias. tampoco sabía que el ritz era tan clasista. menuda cara se le tuvo que poner a cantinflas cuando le dijeron aquel precio.
v.
Un buen artículo del que aprendemos curiosidades de la historia.
Como nadie contesta a Cristina, intentaré ayudarla hasta lo que sé. Que yo sepa ese libro se muestra en el expositor de recuerdos del Hotel Palace que hay en el vestíbulo anterior a la sala redonda, en el ala izquierda y justo en el mismo lugar donde antaño estuvo la central de teléfonos y sus cabinas. No sé el precio, pero me parece que lo venden los conserjes del hotel, es lo que supongo. El libro no es muy voluminoso y está editado por Lumwerg Editores. Pero yo creo que si llamas al hotel y preguntas te darán la información correspondiente y hasta a lo mejor te lo pueden mandar a casa contrarrenbolso o pagando previamente si resides fuera de Madrid. Aunque Fernando no lo dice en su post, ya no se llama Palace Hotel, sino Westin Palace, que es como debes buscarlo en internet o en la guía para informarte de sus teléfonos, web y dirección de e-mail donde enviar tus correos. Hasta aquí lo que sé. Un saludo a todos.
Andrea mil gracias por tu ayuda . Espero poder ir a buscarlo personalmente . Y otra vez graciasssss
Pero desde cuando un blog personal es poco objetivo cuando lo que tiene que ser es subjetivo por eso de que es personal. Egocentrista de qué? Pero si lo que hace Fernando es contar historias como alguien ha dicho por aquí. Historias que salpica con sus experiencias haciendo literatura periodistica. O no, Fernando? Vamos, por favor, cómo va a dar pinceladas una brocha gorda. Las pinceladas las da el pincel y los brochazos, la brocha gorda. Ja, ja, ja.
Bona nit a tots.
Pues no te creas que el Palace era tan barato. Era igual de caro o un poquitin menos que el Ritz. La diferencia es que el Palace era bullicioso y el otro muy rancio porque gustos como clientes hay de todo tipo. Quien le habría dicho al inventor del Ritz que con el tiempo, y a consecuencia de la humareda de un incendio en su cocina, sus aristocráticos clientes concurrieran vestidos en pijama a la interperie de la noche madrileña hasta que los alojaron en otros hoteles. Ocurrió este verano para más señas.
Como me ha gustado este artículo¡¡¡ Me fascinan los hoteles, sus historias y entresijos. No me importaría vivir en un hotel (como Julio Camba).
Estoy totalmente de acuerdo con Carlos G., los hoteles dan para una serie, y tu ya tienes mucho material.
Ah¡¡¡ gracias por darme una idea de regalo de Navidad, el libro del Palace.
Este hotel tiene un magnífico restaurante de cocina china de calidad. Dificilmente comparable con otros del mismo estilo y nivel en Madrid.
Tuve la fortuna de asistir en su día, a la presentación del libro “Palace Hotel”, que recoge la espléndida historia del Palace , que de manera tan afortunada plasmaron Arturo Pérez Reverte, Pedro Montoliú y Enrique Domínguez Uceta.
En tu ameno post recoges relatos que han hecho del Palace un mito. Un “viejo mito” , como cuenta Arturo Pérez Reverte con su magistral pluma , en la primera página de este precioso ejemplar, que contiene además maravillosas fotografías en blanco y negro y a colores que retratan una época que la nostalgia no ha podido opacar.
Querido Federico:
¡que idea tan extravagante y audaz acusar al autor de un blog de falta de objetividad y de abundancia de subjetividad! Voy a dejar aparte la vieja cuestión de la objetividad en periodismo que siempre me ha resultado autoevidente. Precisamente se escribe (y se lee) un blog por la subjetividad de su autor. Es un medio muy cercano al diario personal y, por tanto, se espera y se exige la opinión, la reflexión y las idea personales. Yo leo a Fernando para conocer la suyas y de paso leer sus más que interesantes opiniones de lo que cuanto más le leo más me parece una trayectoria periodística apasionante y digna de las mas sanas e insanas envidias. Créeme querido Federico, es lo “diarístico” y lo biográfico que resulta fascinante en este blog.
Por último, Federico: ¿es que las ideas extravagantes van con el nombre o es simple coincidencia?
Preciosísimo este artículo periodístico del Palace Hotel, o también el hotel de los mexicanos en Madrid. Que gusto!!
Helena.
Hola Fernando, muy interesantes las cosas que cuentas del hotel o de, por ejemplo, Casa Ciriaco.
Sin ánimo de polémicas, quería contrastar la otra versión que he oído de la presencia de El País en el Palace el 23F. Según tú: “me hice -de entrada- con una habitación en la tercera planta del Palace. Justo de las que dan al Congreso”. Yo he oído que fue César Lucas, el autor de las fotografías que publicaría El País, quien llegó el primero al hotel (tras seguir a toda velocidad a unos coches militares o de la Policía que se abrían paso mediante sirenas), y quien reservó esa habitación en la que se apostó y por la que pasaron a lo largo de la noche muchos de los periodistas que estuvieron allí.
Cesar Lucas formó parte del equipo fundacional de El País en 1976.
En 1978 deja El País y firma con Antonio Asensio un contrato como director de fotografía del Grupo Zeta, dejando de pertenecer para siempre a la plantilla de dicho diario.
El 23-F ocurre en 1981, cinco año después de que Cesar Lucas dejara de formar parte de la redacción de EL País.
Me parece precioso ese hotel, por dentro y por fuera. Pero no tengo recursos económicos para alojarme en una de sus habitaciones. Con lo que cuesta un café en el ambigú desayuno yo esplendidamente tres días a la semana. Y que te digo lo que cuesta una cerveza con unas patatillas… Para los ricos y los políticos!!
Un saludo.
Pues aclarado, muchas gracias Fernando. Supongo que la habitación del tercer piso que tomó César Lucas era otra a nombre del Grupo Zeta. Debió de estar muy concurrido el Palace aquella noche. Un saludo.