Lubna Ahmed Al-Hussein es una periodista sudanesa que acaba de ser sometida a juicio en su país acusada de indecencia por vestir pantalón. El código penal de Sudán -inspirado en la sharia islámica- establece que la persona que cometa en lugares públicos actos indecorosos, vista ropas obscenas o atente contra la moral pública, será castigada con cuarenta latigazos. Quien considera que es obsceno o indecoroso el vestido que usan las mujeres en Sudán no es otro que cualquier agente de policía uniformado de patrulla en la calle, que en el caso de este país de mayoría musulmana -el más grande en extensión de África- es hombre. Y por lo general, después de una delación, no sólo procedente de hombres sino también de mujeres. Me cuesta creer esto, pero es tan real como la vida misma. Dentro de lo que cabe, Lubna ha tenido suerte. Gracias a su orgullo de mujer. Es periodista y trabaja para la oficina local de Naciones Unidas. Apeló el castigo -lo que le llevó a juicio-, renunciando incluso al privilegio de acogerse a la inmunidad legal que le permite su condición de funcionaria internacional. El juez cedió. Sólo un escalón. Y no pasó por la humillación de ser flagelada, pero sí por otra igualmente vejatoria, aunque no contemple dolor físico. La de pagar una multa de 500 dinares (libras) sudaneses -145 euros al cambio- o permanecer un mes encarcelada, opción ésta a la que se vió forzada. La presión internacional la sacó de prisión a las 22 horas.
Quienes han tenido peor suerte han sido sus otras diez compañeras, acusadas junto a Lubna de haber acudido en julio último a un festín en un restaurante de Jartum vistiendo indecentes pantalones. Declaradas culpables en primera instancia, recibieron cada una los latigazos correspondientes. Pero ha sido por sumisión, por miedo. Todo lo contrario a Lubna, que se rebeló públicamente, posó con pantalón para la prensa extranjera, lo lució también en la vista y trasladó su caso a Amnistía Internacional, que lo difundió inmediatamente por todo el mundo. Su valentía ha dado resultados, porque Gobiernos autoritarios como Sudán se lo piensan dos veces cuando el escándalo traspasa su fronteras. Por eso hay que denunciar e insistir en la lucha contra este tipo de aberraciones, aún cuando no existan casos por medio. Y es que desde 2003, las autoridades sudanesas vienen haciendo caso omiso a las peticiones de la Comisión Africana contrarias a estas prácticas, mediante las que se exige la abolición del castigo porque la flagelación es tortura, además de degradante, cruel y contraria la dignidad humana.
La presencia de Lubna en el tribunal estuvo acompañada en sus alrededores por un grupo de mujeres que deseaban expresarle su solidaridad. Pero frente a ellas se apostó una multitud de islamistas exaltados que proferían insultos. Las llamaban prostitutas e, incluso, exigían penas más severas, intercalando entre sus gritos citas coránica. Justificando sus actitud en la religión. La respuesta desde el otro lado no se hizo esperar. Y la policía cargó a palos contra las seguidoras de Lubna, produciéndose al menos cuarenta detenciones. Sudán está gobernada por un dictador, Omar Hassan Ahmad Al-Bashir, que se hizo con el poder en 1989 mediante un golpe militar, derrocando así al Gobierno hasta entonces legítimo. Ostenta el máximo empleo del generalato, tras una carrrera sangrienta que inició de muy joven en El Cairo, donde fue formado como oficial paracaidista. Está acusado internacionalmente de fomentar el terrorismo de orientación islámica. También de haber dado guarida a Osama Bin Laden. Desde marzo último existe una orden de busca y captura contra él dictada por la Corte Penal Internacional (por iniciativa de un fiscal argentino), que le acusa de crimenes de guerra -y contra la humanidad- en la región rebelde de Darfur. Entre sus defensores se encuentra el presidente venezolano Hugo Chaves. La mayoría del resto del mundo está en su contra. Es un hombre que no puede viajar al extranjero, salvo a donde le reclaman sus escasos amigos. Pero con riesgo. La rebeldía de Lubna no sólo es una llamada al mundo civilizado para acabar con la vejación de la mujer en Sudán, sino también un reclamo a nuestras miradas, para que sigan permanentemente vigilando lo que ocurre en ese lugar del noreste de África. Al-Bashir ha llegado a ejecutar a menores de 18 años. Otra de sus muchas monstruosidades.
sin palabras
Cierto, Javier, no hay palabras. Ante hechos criminales, como el de la periodista sudanesa, sobran las palabras pero hacen falta acciones por parte del mundo entero, para que como muy bien dice Fernando, aunque solo sea por la vergüenza y el escandalo que supone que hechos como este traspasen fronteras , gobiernos autoritarios lo piensen dos veces antes de cometer semejantes monstruosidades
Lubna es periodista, trabaja para naciones unidas, es una mujer con formación y es valiente.
Lubna ha dado la cara por muchas otras mujeres sin voz, que sufren cada minuto vejaciones, castigos y un sin fin de monstruosidades. Todas tenemos que ser Lubna y luchar por las que todavía no saben que merecen otro trato y se conforman con su suerte.
Debemos denunciar y difundir sin tregua todas la aberraciones realizadas por gobiernos autoritarios que no respetan los derechos de las personas.
Gracias, Fernando por tu aportación
Bravo una vez más Fernando, por dejar tán claro que la actitud del Gobierno de Sudán, forma parte de la represión y de la sinrazón de un régimen totalitario, y no de las costumbres islámicas, tal como vienen diciendo diferentes medios de comunicación.
Como musulmana practicante que soy, a menudo tengo que tragarme muchos sapos, desgañitarme dando explicaciones, y “enseñar” a los que todo lo miden por estereotipos a distinguir entre religión y costumbres pre-islámicas.
¿Llamarían indecentes o prostitutas el dictador Al-Bashir y sus esbirros, a la gran mayoría de mujeres kurdas o paquistanís, que tradicionalmente visten pantalon y, son musulmanas como Lubna y sus compañeras?.
Está clarísimo, que si Lubna no trabajara en la ONU ahora no tendríamos tema.
Tanto el Corán, como el Profeta Mohamed (saws) en sus hadíces, advierten y maldicen a aquellos que hacen un mal uso de la religión en su provecho, y por desgracia esto sucede muy frecuentemente en las tres religiones.
Dice Unamuno “ponte en marcha solo. Todos los demás solitarios irán a tu lado aunque no los veas”. ! Qué orgullosa estoy de Lubna y de todas aquellas mujeres que pese al terror que viven en su país son capaces de superar el miedo atróz que seguro han de tener día a día! No se porque se empeñan en llamar lo espiritual , lo que ésta más cerca de Dios, religión pues es precisamente ésta la que más lo ensucia, y desdignifca. En fin, gracias LUBNA por tu valentía que hace, seguro, alentar a los corazones libre.
“La sangrante situación que atraviesa Sudán, donde las violaciones y secuestros de mujeres están a la orden del día, hace que éstas ‘no tengan más opción que defender su causa, la de la lucha por sus libertades'” Liemia El Jaili.
Es muy dificil ser “mujer” en Sudán, un país regido por un sistema político basado en la religión y en el que impera la Sharia, que es una ley islámica que obliga la mujer a ocultarse bajo el burka, entre otras imposiciones que son obsoletas en el siglo XXi.
No es posible que estos tiempos se pueda restringir actuaciones libres de las mujeres y se quiera castigar de forma perversa, la religión y otros pensamientos y desean convertir a la mujer en culpable cuando en realidad es una victima más.
Esta desoladora realidad en Sudán y otros paises de oriente medio, hace que las mujeres no tengan otra opción, y deben defender y luchar por sus derechos’.
Hay que apoyar a El Jali ya que ha demostrado valentia y quiere defender el status de la mujer.
Por favor! apoyemos no sólo a esta mujer, sino a todas aquellas que están recibiendo castigos injustos por pensamientos erróneos.
Actitudes valientes y heroicas como la de Lubna la de Liemia y otras tantos mujeres y hombres conocidos ó anonimos.
Artículos de buenos y comprometidos periodistas, como Fernando. Tienen que servir para que tomemos conciencia de que gobiernos violadores de los derechos humanos, como Sudan, Afganistan, Malasia, Honduras, Venezuela, entre otros.
Y otros que se suponen civilizados y que pertenecen al primer mundo, donde todavía existen centros como Guantanamo en Estados Unidos, ó por ejemplo en Japón donde, se ejecuta a presos con enfermedades mentales. Sean puestos en el punto de mira de los movimientos mundiales por los derechos humanos, y jueces y fiscales actúen contra los crímenes cometidos contra la humanidad.
Nunca de debería olvidar la actuación de Lubna Ahmed el Hussein, y creo que periodicamente de publicar artículos como el tuyo por el que te felicito,para concienciar a los lectores y provocar la necesidad de pasar a la acción.
El apoyo internacional que ha tenido Lubna por parte de Sarkozy, Angela Merkel y multitud de asociaciones e instituciones politicas ha servido para que su lucha diera la vuelta al mundo, pero opino, que este apoyo puntual, servira de poco si no se continua este apoyo en forma de presión para cambiar las leyes en los paises opresores.
Siempre me ha impresionado que bajo la bandera de la religion se ha utilizado la vestimenta femenina para intimidar y oprimir a las mujeres. Tengo en la memoria cuando se prohibia la entrada en las Iglesias católicas a toda mujer que no llevara mantilla y no cubria sus brazos.
Tenemos, en la medida que cada uno pueda , apoyar acciones y a organizaciones , que luchen por los derechos humanos.
El caso de Lubna es el de una mujer valiente que en su posición de superioridad ha dado la cara por todas las que no pueden hacerlo.
Estoy de acuerdo con todos los contenidos de mis compañeros de blog a la vez de la magnifica denuncia por tu parte de las monstruosidades existentes en el mundo.
Sin duda con su actitud Lubna tiene como objetivo, la abulición del art. de la Ley que atenta contra la constitución y la Sharia (ley vigente en el Sudan) y en la que, en su amparo,decenas de miles de mujeres y jovenes han recibido latigazos por su vestimenta.
Desgraciadamente es práctica habitual en el Sudan los taligazos a mujeres.
No se trata de religión, pues no creo que el Islam diga si una mujer puede usar o no pantalones, sino más bien una táctica politica para aterrorizar e intimidad a las mujeres y tenerlas bajo control por el gobierno opresor.
Tengo entendido que el activismo politico-femenista de izquierdas en el Sudan es bastante importante siendo capaces -como asi lo han demostrado- de movilizar el mundo entero cuando se produce un abuso de poder en contra de una mujer.
Me indigne profundamente cuando recibí la informacion del caso de Lubna y sigo indignada al recordarlo al leer tu magnifico artículo y estoy totalmente de acuerdo contigo que hay que estar vigilantes de lo que ocurre en el mundo y denunciar las barbaridades que se hacen por parte de los hombres que tiene poder y lo utilizan para hacer un daño incalculable.
Lubna será un ejemplo y un símbolo para muchas otras mujeres, gracias a la labor de la prensa durante estos días y atu artículo en especial. Has presentado una Lubna que planta cara a la humillación. Es universitaria y desempeña un trabajo en una oficina de Naciones Unidas. ¡Cuántas mujeres sufren lo mismo, pero carecen del bagaje cultural de Lubna! Incido en este factor que tú presentas para realzar la que puede ser el arma principal de la mujer en esta lucha contra la vejación. Su intelectualidad la convierte en un ser pensante, que será de su ayuda en penosas circunstancias.
Me ha gustado, adermás, cómo describes esa fuerza de ser mujer. Da la impresión que, entre tantas aberraciones del régimen dictatorial de Sudán, dejas una puerta abierta. A pesar de la indignación que causa el hecho en sí, hay algo que reconforta. Está en ese orgullo de ser mujer, que ha alimentado a tantas y tantas mujeres maltratadas y que -como Lubna- han vencido o se han convertido en mártires si ha sido preciso para defender su causa. Esa fuerza ningún integrismo la podrá vencer.
Me parece tan indigna esta situación que comentas… No sólo por lo que supone de no respetar los derechos humanos, la dignidad y la condición de mujer y ser humano… Sino por el apoyo que tienen este tipo de personas que se creen Dioses para condenar, criticar, o simplemente menospreciar a una mujer por el simple hecho de ser una mujer.
Aún dudo si son cuestiones históricas, antropológicas, o qué sé yo… Sólo sé que no hace falta irse hasta el lugar que describes para que una mujer se sienta infravalorada por su trabajo por el simple hecho de ser una mujer…
En este mundo hay tantos ‘dioses’ que se creen más que humanos que se han olvidado de la humanidad de que TODOS SOMOS IGUALES.
Me parece increíble como aún, en el siglo XXI, hay mujeres que sufren una situación como la de Lubna y como la de tantas otras, injusticias que, en la mayoría de las ocasiones, ni siquiera salen a la luz. Mujeres castigadas con latigazos, condenadas y encarceladas, simplemente por el hecho de ser mujer. Al menos, gracias a la valentía de esta periodista sudanesa y de artículos como éste, la sociedad es cada día más consciente de lo que ocurre en otros puntos del mundo, y tiene más ganas de luchar para acabar con este tipo de acontecimientos.
Este no es mas que un pequeño ejemplo de la posicion que ocupamos las mujeres en muchos lugares del mundo. Esto no es mas que un pequeño ejemplo de la impunidad con la que actuan los dictadores que gobiernan ciertos paises. En ocasiones me parecen minimas las acciones que se acomenten contra estos actos. Creo que deberiamos ser mucho mas contudentes, y que los estamentos internacionales tomaran cartas en el asunto y no permitir que ocurran. La declaracion de Derechos Humanos no es un simple papel, y a pesar del tiempo que ha pasado desde su publicacion, todavia se inclumplen sus articulos, incluso en paises llamados de primer orden, con total impunidad.
Seamos valientes y no permitamos que ocurran estos hechos!!
Dice el diccionario que La expresión crimen de honor designa el asesinato o castigo de una mujer por parte de miembros de su familia o miembros de la comunidad que consideran haber sido previamente deshonrados por la víctima.
Honor, palabra siempre dispuesta en la boca de hombres de todo el mundo, llenándola de semejante manera que a la hora de salir se convierte en un vómito brutal, llenándolo todo de desperdicios y mal olor.
Son miles los hombres que llevan siglos transformando lo que dicen sus libros sagrados para poner debajo del pie a ese ser que tanto temen y que no conocen llamado mujer. Cuando algo nos aterroriza ponemos tierra de por medio o aplastamos hasta no dejar ni rasto lo que nos causa esa fobia. El temor nos hace odiar al causante de tantos sufrimientos. Que más da si los temblores nos lo proporciona una tarantula o una mujer con pantalones, es irracional pero nuestra mente siempre nos va a decir que estamos en peligro que debemos actuar para protejer nuestra vida….o nuestro “honor”. Ahora oimos estos caso en Sudan, Iran, afganistan…en el mundo Arabe en general, pero no hemos de olvidar de donde venimos, no hemos de olvidar para poder luchar más fuerte por las que aun están en el camino de que sus asesinos vayan a la cárcel o los alejen de ellas 500 m, para que al menos cuando rompan la distancia alguién diga se lo habiamos prohibido eh!.
Me contaba mi bisabuelo, que a su madre la había matado su padre delante él, ¿y qué paso luego? preguntaba yo, nada…la enterraron y ya está. El después maltrató a su mujer y su hijo a mi abuela… por suerte para mi el ciclo “honorifico” se cortó ahí.
Soy atea, y siembargo me he leido el coran,la biblia(antiguo y nuevo testamento) el el canon Tibetano…por la simple razón de poder saber de lo que habla la gente que me rodea, y llego a la conclusión de que mis edicciones están mal,excepto a lo que el antiguo testamento se refiere, por que no logro ver a mahoma ni a jesús diciendo que se apedree a alguien (una mujer) hasta la muerte por ser violada o infiel, ni recibir latigazos por llevar pantalones. Es más en ambos libros se habla sobre todo de amor.Que hay referencias machistas?por supuesto,han sido escritos hace dos mil años.
No todas las mujeres tienen la suerte de Lubna, no todas tienen una cultura, un trabajo y una educación que les de el valor de decir se termino! conmigo ya no vais a expiar vuestros temores, pero sí que son necesarias como el agua para la supervivencia del resto. Necesitamos encararnos, darles a todos esos hombres una terapia de choque, porque cuantas más digamos No más de las que no tenian valor sacaran fuerzas para levantar la cabeza y mirar con fuerza, a pesar de los moratones, a los ojos de su “dueño” y decir se termino. Gracias Lubna Ahmed Al-Hussein .Gracias.
Me he sentido tan furiosa leyendo tu relato , Porque, porque?? , existe tanta desigualdad . Porque la mujer sigue siendo carne de cañon, Que podriamos hacer las mujeres que vivimos en libertad Es horrible, me siento como atada de manos. Hay, Fernando por favor sigue escribiendo , asi, nos haces conciencia.
¿Como acabar con la vejacion , la humillacion, el mal trato, y, hasta la muerte? Las mujeres, calladamente hemos soportado todo esto y cuando oimos hablar de una mujer como Lubna nos despierta las ganas de lucha, de buscar la igualdad, el respeto. Fernando tengo que comentarte que despues de leerte, me acorde de Jacinta una mujer que vendia helados en un mercado y que la acusaron del secuestro , nada menos que de 6 agentes federales. Y, sabes porque??? por ser mujer indigena y pobre.
Muchas gracias por este texto, Fernando. He seguido el caso en El País y admiro mucho a Lubna. Ella hace visible no sólo el evidente maltrato en Sudán, sino otra clase de maltrato que vemos en todos los países: el psicológico. Cotidianamente practicado, el abuso psicológico lleva a muchas mujeres sin recursos emocionales no sólo a la tristeza permanente sino a la pérdida de la razón en el caso de las más frágiles, de las más sensibles. Está comprobado. Como muchos lectores de este blog estoy indignada y considero un ejemplo a esta valiente periodista.
Interesante artículo y de rabiosa actualidad. He leído todos los comentarios ,han dicho ya todo lo que yo también hubiera querido decir , me adhiero.
Solo quiero recordar , que en España hasta hace 31 años, la mujer era encarcelada si cometía adulterio, si vestía indecorosamente podía ser acusada de escandalo público. Y solo tenemos derecho al voto desde hace 75 años.
Esta moralidad represiva es una herramienta que utilizan los estados y las distintas religiones, para controlar a los individuos libres.
Hoy gozamos de una Constitución que garantiza nuestros derechos y libertades.
Espero , que si nosotros lo hemos conseguido. En países con gobiernos dictatoriales, gracias a mujeres y hombres como Campoamor, Lubna , Mandela y también gracias a periodistas que con profesionalidad dais a conocer, casos de vulneración de derechos humanos como el de Lubna, consigan ganar muy pronto su libertad.
60 años después de la firma de la declaración de los derechos humanos, muchos de los países firmantes no los respetan. No queda mas remedio, que seguir denunciado su vulneración y luchar por ellos, como ha hecho Lubna tan valientemente. Y tu Fernando con tu artículo, has conseguido que por lo menos todos los que te leemos, pensemos en hacer algo. Muchas gracias.
Llego aquí a través de facebook y por expresa recomendación de Elena, una mujer valiente con la que compartí unos días en África, este continente lleno de conflictos e injusticias, Y es curioso: al leer tu post he recordado a otra mujer con quien tuve la suerte de compartir pupitre que escribió:
Al azar le agradezco tres dones: haber nacido mujer, de clase baja y de nación oprimida. Y el turbio azul de ser tres veces rebelde.
Nunca ha sido fácil ser mujer desde que alguien decidió que éramos el origen de todos los males del mundo: por culpa de la primera mujer perdimos el Paraíso y si además lo eres en un país oprimido y te ha tocado en suerte ser de clase baja la cosa se complica.
Nunca he viajado al Sudán pero sí que he vivido en Dictadura y he sentido todo el peso opresor de los talibanes católicos, celosos guardianes de la moral pública.
Los regímenes dictatoriales suelen apoyarse en la religión para perpetuarse en el poder y buscan complicidades ya sea por afinidad política o por miedo. Al transgresor o transgresora hay que escarmentarle de manera ejemplar, en este caso ha sido Lubna, una mujer joven que se ha rebelado ante la arbitrariedad. El pretexto ha sido el pantalón pero podía haber sido cualquier otro. En Marruecos acaban de condenar a una pandilla que osaron romper el ayuno del Ramadán públicamente. Si a alguien se le ha pasado por la cabeza hacer lo mismo, ya sabe qué puede esperar.
¿Es por motivos religiosos? ¿O por motivos políticos?
No puedo condenar al Islam aislándolo del contexto social como no puedo condenar a cualquier otra religión aislándola de otros factores socio culturales.
Pero sí que podemos denunciar a los regímenes medievales, ilegítimos y opresores de los pueblos que es donde reside la soberanía y quienes deberían decidir cómo y por quién quieren ser gobernados. Y no porque conculquen los DDHH que también, sino porque ya son perversos en su origen.
Lubna ha tenido la suerte de ser valiente y culta además de periodista. Siempre he admirado el corporativismo de esa profesión de rebeldes, lo sé porque he criado a una, que ha sacado a Lubna de la cárcel como en su día sacó a L’mrabet. Pero ¿qué ocurre con sus compañeras? Las que sí fueron azotadas. Sabemos que son diez pero no conocemos sus caras ni sus nombres. Y debe haber muchos más, hombre y mujeres, seres humanos, sometidos, reprimidos, torturados, vejados y encarcelados.
¿Y qué hace la ONU? En la mayoría de los casos dicta resoluciones políticamente correctas, manda una misión, la UMNIS que, entre otros, tiene el encargo de velar por los Derechos Humanos. En este caso concreto ignoro qué hacen, en otros miran hacia otro lado cuando ocurren casos como el que nos ocupa, eso cuando no se dedican a otros menesteres menos honorables por no llamarlos delictivos.
¿Y después de lo de Lubna, qué? ¿Alguien que no sea una ONG tomará cartas en el asunto?
El hecho de que sea una mujer denunciada por hombres pero también abucheada sólo demuestra que en las situaciones de opresión los más débiles son los más perjudicados porque son mucho más vulnerables.
La violación se ha convertido en una práctica habitual en las guerras porque es el sometimiento supremo, el atentado más flagrante a la dignidad humana.
Cuando Lubna o Aminetu se encaran al opresor y le desafían haciendo uso de esta libertad a la que todos, hombre y mujeres aspiramos, nos están dando una lección de coraje y de valentía. Cuando un ser humano es torturado, cuando una mujer es azotada, lapidada o vejada todos los somos.
No nos limitemos a preguntar por quién doblan las campanas.
Impresionante artículo. Una vez mas la mujer ha sido víctima de la violencia, en este caso ejercida por un gobierno totalitario. Está mujer tiene la suerte de tener una cultura y una profesión y por supuesto valor y coraje, para rebelarse contra una sentencia vejatoria. ¿Pero que pasa con tantas otras mujeres, que sufren cada día y no tienen ninguna oportunidad de hacer valer sus derechos?. Demos las gracias a Lubna y a otras tantas luchadoras que van abriendo camino. Y a todos los periodistas que dan a conocer hechos aberrantes como este, y a ti Fernando especialmente.
Hola Fernando, soy ,de nuevo, tu amiga Karmele.
Denuncié esta situación al dia siguiente de que saliera en los medios. Y no fui comprendida por todo el mundo ,cosa a la que ya estoy acostumbrada.Pero si se que mi mensaje llegó a muchas mujeres y con eso me basta.
El caso de tu protagonista es un grano de arena en un mar lleno de mujeres invisibles, consideradas inservibles,reducidas a vientres rerpoductores, a ser posible de varones,( si son niñas las matan en taaaaaaaantos paises) y desterradas de todo derecho humano ,civil ,económico o afectivo.Por el mero hecho de nacer mujer en´el mundo occidental ,donde la igualdad todavía es un sueño, seguimos en segundo lugar.Y lo alcanzado es algo logrado sólo x nosotras. En el otro ,en el que la religión y el estado son parejos, las mujeres no tenemos nada .Nuestras hermanas hindúes,musulmanas,africanas y pobres necesitan de nuestra lucha y apoyo para encontrar la libertad y la indepencia económica.La única vía para la felicidad a la que tenemos todas el mismo derecho.
Gracias x tu artículo.
Karmele Marchante.
He seguido está noticia y me tiene impresionada por el valor de está mujer. Lubna es un símbolo de la lucha de la mujer en Sudan. Hoy podemos gracias a las tecnologías y medios de comunicación difundir, hechos como este y denunciarlos asi como a las leyes barbaras y humillantes que los permiten.
@Karmele
Sobre el machismo en las sociedades occidentales en las que, legalmente, mujeres y hombres tenemos los mismos derechos podríamos hablar largo y tendido.
Muchas mujeres de mi generación han educado a sus hijos, hombres, de modo diferente a sus hijas, mujeres.
Pero esto ya formaría parte de otro debate que, quizás, nos llevaría a conclusiones sorprendentes.
Un saludo muy cordial a todos.
Llevo días intentado comentar el último artículo de Fernando. Pero, lo confieso, antes de compartir nada con los habitantes de este planeta de astas montantes que es el blog, no he podido evitar difundirlo y comentarlo con mujeres increíbles, a las que quiero y admiro en igual medida, siempre tan cerca de mí por muy lejos que, parezca, se encuentren. Mujeres de bandera que han sabido darme, generosa e incondicionalmente, algo que me limito a devolver, humildemente, porque no sé cómo pagar: la amistad y la confianza. Gracias a todas por escucharme y por responder al reto que nos lanza Fernando con cada escrito, un blog, diferente, les decía, porque tiene profesión, buen estilo y corazón.
Mujer azotada… la historia de hoy no es otra cosa que el reflejo de una realidad incontestable: la opresión de una feroz dictadura, un líder mezcla entre nuevo rico y fundamentalista religioso, pobreza y una irreparable incultura.
Dicho así, parece cosa del último mundo pero no nos equivoquemos… Echando la vista atrás, y no demasiado, podemos recordar episodios en este país que, tal vez, no llevaron al indeseable de turno a ser públicamente flagelado pero casi… o qué decir, si no, de la que fuera Ley de Vagos y Maleantes? O, también, aunque en otro terreno, la obligatoria Licencia Marital firmada ante Notario que las esposas debían recibir como regalía de sus maridos si querían disponer de lo suyo común como mejor les viniera en gana… esa autorización les abría la ventana hacia su libertad más inmediata, sin ella, la mujer no solo era una prolongación de las decisiones de su marido, como antes de su padre y antes de cualquiera que así lo dispusiera… Y yo recuerdo, como si fuera ayer, que en mi 2º curso de primaria -que tendría yo? 7 u 8 años- me devolvieron un día a casa, con nota para mis padres en sobre cerrado, todo ello como consecuencia -luego lo supe- de unas indecentes revistas a todo color que había llevado al colegio, con toda mi ilusión, para no sé qué trabajo de manualidades. Una indecencia, sí, aquellas revistas, llenas de fotos, mujeres en bikini y bañador o enfundadas en pantalones… JOUR de FRANCE… una revista de modas pero, ay! en francés! Ergo, pekata mortala!!! Mi padre estuvo riéndose varios días pero yo, no tanto… aquella monja me hizo la vida imposible durante todo el curso! Pero también me hizo más fuerte y más segura.
Las cosas han cambiado en este país, afortunadamente, aunque todavía queda mucho pero mucho camino por recorrer para alcanzar la plena igualdad entre hombres y mujeres, seguro, Pero también, entre hombres y mujeres entre sí, porque la ley del más fuerte, del quien ostenta poder sobre el otro y lo ejerce, no sabe de credos, sexos e incluso ideologías. En nuestro entorno más cotidiano, en el ámbito político o laboral, en el círculo de nuestras relaciones personales y en la casa de cada cual, hay muchas cosas que cambiar todavía, o no? Pero ésta es también hoy, otra historia,
Todo esto me lleva a pediros que el artículo de hoy no sea, necesariamente, un homenaje a Lubna Ahmed Al-Hussein -a quien no quito ni un ápice de valentía o dignidad y con quien me solidarizo incondicionalmente- y me explico…
Ella es una mujer de entre las privilegiadas de su país, un trozo del Africa empobrecida y deshonrada por dictaduras cruentas y sanguinarias, cierto, y por demasiados años de olvido, también. Lubna ha tenido, aun y todo, la oportunidad de formarse, de tener estudios, es una profesional. Tiene capacidad de influencia y sabe cómo utilizar ésa su situación para apelar a la conciencia internacional y procurar que la falta de libertad y tolerancia que padece su país se conozca, se denuncia y pueda cambiar. Pero qué decir de todas las otras mujeres que no son ella, que no han podido ni pueden serlo?
Ahí están sus 10 compañeras que recibieron, finalmente, su ración de latigazos por el mismo pecado por ella cometido… y aquí, sí que tengo que reprochar a Fernando, su comentario, cuando dice… pero ha sido por sumisión, por miedo. Todo lo contrario a Lubna, que se rebeló públicamente… gracias a su orgullo de mujer… en esto, no estoy de acuerdo con él, porque no creo que podamos arrogarnos el privilegio de negar orgullo u osadía ni a estas mujeres ni a otra muchas, repartidas por el mundo y quién sabe si viviendo, justo ahí, en la casa de al lado. El miedo es libre, dicen, pero también insondable, no se puede medir y menos aún valorarlo o despreciarlo desde fuera. Yo, al menos, no puedo.
Si la rebeldía de Lubna ha sido y es, como dice el artículo, una llamada al mundo civilizado para acabar con la vejación de la mujer en Sudan e hizo posible que en lugar de cumplir el mes de prisión al que fue condenada, saliera a los 2o días como consecuencia de la presión internacional, bien hecho está
Pero siento en la piel el dolor de los latigazos recibidos por sus compañeras y la humillación que debieron sentir, como el de aquellas otras que se manifestaron ante el tribunal y fueron detenidas y a saber cuál ha sido su suerte… Y digo, aunque no sea todo lo políticamente correcta que debiera, que ellas también son las heroínas de esta historia, co-partícipes de mi admiración hacia quien sufre con la cabeza alta y pelea, en la medida que puede o sabe, por cambiar las cosas. Eso también es rebeldia.
Todas ellas son, Lubna, aunque no tengan nombre.
Se me han puesto los pelos de punta y me he quedado sin palabras al leer esto, es increíble lo que las mujeres tienen que luchar y aguantar todavía.
Chapó, por Lubna y su coraje a denunciar y luchar contra tales aberraciones a la libertad.
Gracias a mujeres como Lubna, algun día otras seran libres. Al igual que si no nos hubieran precedido las sufragistas hoy no votariamos.
Me ha gustado lo que dices Antonia, la tarea empieza en las madres, hay que empezar con la igualdad en la educación de nuestros hijos.
Gracias Fernando.
Tu magnífico artículo ha suscitado un auténtico foro de debate sobre cuestiones que nos atañen a todos. Me solidarizo con todos los compañeros de este blog y te felicito por esta nueva mirada a un sitio del mundo que hoy lleva nombre de mujer :
Lubna Ahmed-Al Hussein. Su valentía ha permitido que su historia diera la vuelta al mundo. Ojalá a su grito contra la opresión y la humillación se unieran millones de mujeres que sufren en silencio la tiranía a la que se ven sometidas en numerosos países de nuestro mundo. Pienso en las mujeres de Pakistán desfiguradas con ácido por pretendientes despechados e incluso familiares. Pienso en las mujeres de Ciudad Juárez, secuestradas, asesinadas, desaparecidas. Pienso en la aberrante práctica de la ablación del clítoris destinada a controlar la sexualidad de las mujeres, con las fatídicas consecuencias en la salud de quienes la han sufrido.
Incluso recuerdo que cuando Coco Chanel adoptó el pantalón
como prenda femenina tuvo que soportar las burlas y el desprecio de la alta sociedad francesa.
Me duele mucho que se siga torturando y matando a las mujeres por el simple hecho de considerarlas inferiores.
En Occidente tenemos la fortuna de poder expresarnos, de luchar por nuestros derechos. En esta contienda contamos con el apoyo y la comprensión de muchos hombres e instituciones. Pero no es suficiente. Hay que crear conciencia
en múltiples espacios. Hoy nos has brindado el tuyo. Gracias, Fernando.
Me adhiero a los comentarios del blog,algunos me han impresionado mucho, a pesar de saber que estas monstruosidades existen. Hay que denunciar y actuar ante estas aberraciones contra las mujeres.
Yo tengo 21 años, he sido educada por mis padres y profesores, de la misma forma que lo han sido mi hermano, mis primos y mis amigos hombres. Pronto voy a entrar en el mundo laboral y espero que cuando vean mi currículum, me elijan y contraten por su contenido, no por mi sexo.
Me gusta mucho leer tu blog, y en cada uno aprendo algo.
Gracías.
Poco queda por decir al respecto de Lubna, salvo que admiro su gran valentía, máxime cuando leí que afrentó a sus juzgadores manifestando que si la iban a azotar quería que fuese en público, para que lo viera todo el mundo. Esa valentía la ha salvado, pero debemos pensar en todas las otras mujeres que no tienen los conocimientos suficientes como para echarle un órdago a sus verdugos ya sea en Sudán o en otro cualquier país, y que por ello aún abusan más de ellas.
Bien por Lubna Ahmed Al-Hussein, por su valentía y determinación.
Gracias a actuaciones arriesgadas como la suya se ha ido avanzando en nuestros derechos, los tan cacareados Derechos Humanos.
Sin embargo, vivimos en una sociedad hipócrita e interesada, que únicamente se moviliza por interés.
Estas prácticas bestiales están amparadas por leyes, sin que, realmente nadie haga nada por evitarlo. El maltrato a mujeres y niños es conocido por todos. Este caso, ha salido a la luz únicamente por la actitud valiente de su protagonista.
Nos rasgamos las vestiduras cuando se da publicidad a un hecho semejante, pero al cerrar el periódico o apagar la radio o el televisor, nos olvidamos del tema. Parecido a lo que sucede cuando se entierra a alguien. A la vuelta del cementerio, vamos a trabajar, a comer o a cualquier reunión. El muerto al hoyo y el vivo al bollo.
Podemos hablar, comentar y lamentarnos, pero como pensamos que no podemos hacer nada, nos cruzamos de brazos y… a lo nuestro.
El artículo denuncia actuaciones aberrantes protegidas por la legislación de un país totalitario ante las cuales una mujer con cultura, tal como dice Aurora, se ha atrevido a rebelarse. Pero, en muchos otros países donde las leyes castigan la discriminación por género, persisten aún mentalidades retrógradas ante las cuales muchas mujeres siguen humillándose.
Que el ejemplo de Lubna sirva para abrir muchos ojos cerrados.
Fernando, impresionante el artículo! He leído mucho acerca de este tipo de culturas, y siempre que leo algo acerca de este tema descubro nuevas cosas que me impresionan!. No hay palabras, como muy bien han dicho en otros comentarios, para expresar lo repugnante e injusto que me parece que todavía en el siglo XXI existan estas conductas.
Espero que hagas más artículos como el deLubna Ahmed Al-Hussein, para que poco a poco se conozcan estas injusticias y algún día se pueda hacer algo para ayudar a estas mujeres, que no tienen ninguna culpa de haber nacido en este país y de no poder gozar de los mismos derechos que tienen todas las mujeres.
Por último quiero felicitar a Lubna por su valentía!
LA PERIODISTA ES LA PURA MUJER INTELIGENTE 20 PUNTOS QUE RESPETEN A LA MUJER SU LUCHA TIENE Q SER UN EJEMPLO PARA TODO PAIS Q NO VEA Y QUIERA VER LA MUJER COMO LO MEJOR DEL MUNDO SOMOS TODO SIN NOSOTRAS NO NACIERAN EL HOMBRE Q QUIERE MALTRATAR A LA MUJER OLVIDANDO LA PALABRA MADRE…..