En el verano de 1976 hice un viaje de un día desde Sevilla a Portugal, en plena efervescencia de su nueva Constitución, aprobada meses antes fruto de la voluntad de aquella Revolución de los Claveles –Revoluçao dos cravos, en portugués- que condujo a este país hermano a la democracia. Los portugueses daban así formato legal al sistema de libertades nacido el 25 de abril de 1974 al son de una canción cómplice, Grândola, Vila Morena, de José Afonso. Tenía yo entonces 22 años y confieso que fue un viaje de emociones, cuyo destino final era Vila Real do Santo Antonio, pequeña localidad fronteriza separada de Ayamonte por el Guadiana, ya en su desembocadura al Atlántico. No había tenido hasta ese momento la posibilidad de viajar a Portugal para conocer su evolución -que venía siguiendo con interés por los periódicos españoles-, por lo que mi llegada allí fue todo un descubrimiento. En un pequeño seiscientos, cruzé en barcaza el río, dirigiéndome por calles empedradas al centro de Vila Real, empapelado de cartelería política. Comprobé que -como yo-, muchos españoles acudían a lo mismo -, mientras otros -familias enteras ajenas al momento histórico- inundaban las tiendas en busca de tejidos de hilo de algodón o de café en grano, productos en aquellos tiempos allí muy cotizados. En los primeros percibí una escapada a la libertad, una curiosidad por conocer una forma de convivencia que todavía España no había abrazado. Yo también me sentí libre, solidario con aquellos paisanos –marinheiros, en su mayoría- que discutían abiertamente de política en los cafés de la ribera. Y a mi regreso, una profunda envidia me embargó por la carretera. Quería ser como ellos.
Ha pasado desde entonces mucho tiempo. Portugal eligió su camino y España, incorporada a la democracia en 1977, el suyo, pero aquella división fronteriza -propia de dos paises soberanos de la época- se fue diluyendo tras caer las aduanas por la incorporación simultánea de ambos a la Unión Europea. Hoy en Vila Real continúan las barcazas uniendo Portugal con España. Es una estampa de nostalgia, porque un inmenso puente cercano, construido en 1991 por un consorcio de los dos Estados, une esa zona del Algarve con la provincia de Huelva, aproximándonos y permitiéndonos a unos y otros conocernos mejor, en libertad, desde el respeto a lo que somos. El domingo, los portugueses están convocados a las urnas en unas nuevas elecciones legislativas, donde el actual primer ministro José Sócrates (socialista) se la juega frente a la conservadora Manuela Ferreira Leite. Los sondeos dan ventaja a Sócrates pero -gane quien gane-, estas elecciones han estado precedidas de una polémica antidiluviana, con España en la diana. Deseosa de acaparar el voto antiespañol, Ferreira Leite ha anunciado que, si alcanza el poder, suspenderá la construcción del AVE que uniría Oporto y Lisboa con la red española, argumentando que supondría un endeudamiento que Portugal no puede soportar. Me pareció hipócrita su planteamiento, pero también tan irracional como el que esgrimen los descerebrados que se oponen a la y vasca que enlazará en el futuro a Francia no sólo con Euskadi o el resto de España, sino con el conjunto de la Península Ibérica.
Vivimos en Europa tiempos de mediocridad política que, en algunos paises, raya lo indecible. Pero no es este el asunto que hoy me convoca ante ustedes, queridos lectores, sino Portugal, que -pese al antiespañolismo de algunas minorías o los disparates que se suelen lanzar en campaña electoral- sigue siendo para mi un país de grandes enseñanzas. Desde aquella escapada a la libertad en 1976, he viajado constantemente a esas tierras, pero siempre aprendiendo. Y he llegado a conocer -por mi profesión-a grandes políticos de ideología dispar que han sido referentes para los españoles. El primero fue el malogrado Francisco Sá Carneiro. Después el profesor Mario Soares, líder histórico de los socialistas portugueses. También Francisco Pinto Balsemao y Diego Freitas do Amaral. Incluso el presidente Antonio Ramalho Eanes. De ninguno de ellos -tan demócratas como convencidos portugueses- observé una acometida contra el progreso, porque más allá de las diferencias -aunque sean tribales- está la libertad, que es abrir. Jamás cerrar. Ni tampoco aislar. Frente a Ferreira, sólo cabe la razón. Y, aunque le lluevan votos el domingo, no sólo está impidiendo la elección libre de sus compatriotas para viajar en el tren del presente al resto de Europa, sino que otros disfrutemos de este avance para conocer mejor Portugal. Tenemos quienes vivimos,/ una vida que es vivida/ y otra que es pensada,/ y en la única en que existimos/ es la que está dividida/ entre la cierta y la errada (Fernando Pessoa). Feliz domingo electoral, amigos portugueses.
Magnífico país. Tenemos mucha suerte en Huelva de estar tan próximos a Portugal. Las declaraciones de la derecha portuguesa son un claro retroceso a la voluntad de aunar esfuerzos para que las comunicaciones hagan que las distancias no sean tan abismales entre los ciudadanos del viejo continente (por otra parte, un pequeño continente, en comparación con el resto). Estaremos pendientes de las elecciones en el país vecino y hermano.
Me encanta Portugal, he ido en muchas ocasiones, pero no tengo la suerte de estar tan cerca como Igor, por eso creo que sería una pena la suspensión de la linea de AVE, ya que , aunque yo y creo que muchos españoles igual que yo nos sentimos próximos y unidos a nuestros vecinos y amigos, sin duda el acortar distancias geograficas, sería un avance mas. Buenas elecciones y que gane la cordura y el progreso.
Hablar de libertad , con la emocion con la que tu lo haces, me ha conmovido. Ademas, de que justo el 25 de abril naci yo. Hace ya unos años, que le doy un valor muy especial a la LIBERTAD. en todos los sentidos, pero , esto te hace ver las inusticias de no serlo y de depender de terceros para gozarla. Pero, bueno, lo mejor de todo esto es seguir leyendo a un personaje libre y poder responderle igualmente. Gracias
No quiero rosas, con tal que haya rosas.
Las quiero sólo cuando no las pueda haber.
¿ Que voy a hacer con las rosas
que cualquier mano pueda coger?
No quiero la noche sino cuando la aurora
la hizo diluirse en oro y azul.
Lo que mi alma ignora
Eso es lo que quiero poseer.
¿ Para qué?… Si lo supiese, no haría
versos para decir que aún no lo sé
Tengo el alma pobre y fría ….
Ah, ¿ con qué limosna la calentaré?…..
Me acuerdo muy bien de la revolución de los claveles, puesto que en aquella época contaba yo con 18-19 años y empezaba la carrera de derecho y tambien mi vida en una ciudad como Barcelona. Recuredo muy bien las asambleas de apoyo en la Facultad. Que recuerdos…..Democracia , progreso, igualdad,
Y ahora pasados 40 años, parece que volvemos atràs. Desilusión, barreras al progreso. politicos que no dan la talla. etc.
En fin esperemos que todo esto sea pasajero y podamos volver a ilusionarnos.
Yo que desde pequeña paso los veranos en Galicia, tierra que comparte sus fronteras con Portugal y durante mucho tiempo solamente unida por un puente metálico, que unía Tuy con Valença do minho, por cierto muy curioso, ya que los coches pasaban por debajo de la vías del tren y el mismo puente servia para ambos. Íbamos el día de feria, a comprar toalla y sabana de algodón a peso y el (en aquellos tiempos) esquisto café Portugués, sin olvidarnos de sus bacalaos. Es una pena que algunos políticos no quieran abrir y dar a conocer las riquezas que tiene este País,
Soy gallega y mi idioma es el galegoportugués, los considero una sola lengua, a pesar de sus diferencias diatópicas.Estuvimos unidos hace poco tiempo (historicamente hablando),ya los suevos nos juntaron para hacernos solo uno, pero nosotros terminamos perteneciendo a castilla….mientras exista el portugues el gallejo jamás desaparecerá por más que a algunos cuantos les fastidie y crean que es un idioma para hablar con las vacas…..
A lo largo de la historia portugal nos ha dado grandes lecciones y a pesar de ello siempre es considerado la prima fea desde la “gran” España. No hace mucho, lo recuerdo perfectamente, a los portugueses que venian a trabajar a las granjas se les llamaba criados y generalmente eran peor tratados que los animales que cuidaban,esos somos nosotros los grandes emigrantes que tratamos a los mismos como basura…
Amo Portugal, amo a sus gentes amables y siempre dispuestas a la sonrisa, amo sus casas blancas , su mantequilla salada , su arroz y su forma suicida de conducir. Amo con locura la belleza decadente de Lisboa, el ambiente ludopata de estoril, las calles de Porto y asi una por una sus ciudades.
Poquito a poco,en silencio,han ido avanzando sin grandes ostentacines, pero ahí estan, la “prima fea” ha crecido convirtiendose en una hermosa joven para sorpresa de sus vecinos.
Ha habido alguna revolución más hermosa que la de los claveles?, yo creo que no, al menos no con ese mensaje.
El domingo van a votar y saldrá lo que ellos deseen y espero que sea además lo que más les convenga y los siga haciendo crecer.
Como dijo Saramago;El viaje no termina jamás. Solo los viajeros terminan. Y también ellos pueden subsistir en memoria, en recuerdo, en narración… El objetivo de un viaje es solo el inicio de otro viaje.
Asi que no espereis más, viajad a Portugal, perderos por sus calles y charlar con sus viejos….nada os volverá a parecer igual….
Amigos portugueses, ¡si señor! el país vecino….. tan desconocido para la mayoría de los españoles. Sí que son amigos, al menos para mi, ya que Portugal me ha regalado momentos inolvidables en mis visitas estivales. Creo que este desconocimiento del país hermano es fruto del sentimiento español de superioridad, infundado, que tienen muchos sobre los portugueses. Nadie, bueno casi nadie, sabe que el domingo se celebran elecciones en Portugal y mucho menos, conoce a sus políticos. Yo sí estaré pendiente de los resultados de estos comicios.
¡ Ay ¡ Portugal, porqué te quiero tanto?…….
Será, por sus gentes, por Dulce Ponte, por Saramago, por Pessoa, ………por sus fados, por su luz, por sus calles empedradas, por su mar, por sus ciudades y pueblos marineros de casas blancas.
Yo también viví con ilusión el 25 de abril en la Facultad de Derecho de Barcelona, recuerdo que también se repartieron claveles y cantamos con emoción la Grândola Vila Morena, y llegaron los grises y nos dispersaron. Eran tiempos de lucha, Portugal ya lo había conseguido, a nosotros nos faltaba menos.
Ahora en momentos de desencanto provocados por la feroz crisis que padecemos, tan mal gestionada por nuestros gobernantes, deseo a nuestros vecinos Portugueses que
el domingo den un voto claro al progreso.
Soy gallega y vivo en Barcelona desde hace muchos años, pero no he dejado de ir ni un solo verano a Galicia, desde allí tampoco he faltado a mi cita con Portugal, país al que me siento muy cercana.
Ojala que no les priven de un avance como el tren de alta velocidad. Para poder estar mas cerca.
Visite por primera vez Portugal, en mayo de este año, me ha parecido un lugar de una belleza extraordinara, Lisboa me cautivo, por su luz, su comida, sus callecitas empinadas , su tranvias, la gente muy agradable. Seguro voy a volver y si puede ser en AVE.
Para mí, Portugal ha sido siempre una ventana para acceder a otros paisajes, pintorescos sin duda, otros olores, texturas y sabores… Y aunque parezca romántico y nostálgico, el barco me parece una manera más enriquecedora de llegar a Vila Real de Santo Antonio, el puente, aunque indudablemente ha sido un avance en las relaciones con nuestro país vecino, me recordaba a un gran gigante sin alma ni historia. Portugal me pareció siempre tan lejana, pero a la vez tan cercana… en mi casa la ropa de menaje era toda de allí, quizás por eso recuerdo con tanto cariño a la famosa Casa Rosina.
Quizás por esto me duela tanto la insalvable frontera que aún se quiere construir por determinados sectores, antiportugueses aquí y antiespañoles allá. Quizás por esto, cada vez me parezcan cada vez más ridículos determinados postulados deseosos de arañar votos y abrir heridas en sensibilidades que cada vez más, me parecen construidas. No se trata de aunar ni de uniformar dos culturas, sino de una convivencia con respeto a la interculturalidad y sobre todo, de tender la mano a la otra orilla del Guadiana.
¡A cuántos estas inminentes elecciones portuguesas nos hacen rememorar aquella revolución de los Claveles! La década de los setenta alimentó grandes esperanzas e ilusiones. Primero en el país vecino (1974), luego en el nuestro (1977) ¡Cómo circulaba por nuestra sangre un sediento espíritu de libertad!
Este domingo volveremos a recordar este pasaje ya de la historia puede que sintamos algo del fervor con que lo vivimos.
Ahora nuestro sentimiento es de nostalgia,. ¿Será que en esos años hemos ido acumulando decepción? ¿Será la culpa de nuestros mediocres políticos? ¿O será, quizás, que la ilusión es fruto de un instante y no soporta los embates del tiempo?
Si esto es así, ha llegado el momento de anhelar algo nuevo, distinto, diferente: una nueva ilusión. “Una vida que es vivida / y otra que es pensada” dice Pessoa. Sí; es cierto. Una vida es la real que te encuentras; la otra, más que en el pensamiento, se lleva en el corazón. pero que no nos falte ninguna de las dos. La vida ha de tener estas dos caras. una da aliento a la otra.
De pequeña escuché muchas veces –quizás más de las que me hubiera gustado- un tema musical que mi padre ponía y volvía a poner en el cassette de su coche viejo, camino a cualquier lugar, en aquella Mancha profunda de mi infancia. Se trataba de “María, la portuguesa”, el fado maravillosamente interpretado por Carlos Cano. La voz rotunda del cantante me llenaba el trayecto de la infancia con historias de amor, celos y muerte. Y decía así: “…desde Ayamonte
hasta Faro/ se oye este fado/ por las tabernas/, donde
bebe vinho amargo/ porque canta con tristeza,/ por un amor desgraciado,/ por
eso canta,/ por eso pena”.
Nunca pensé que algún día, por voluntad propia, introduciría un cd en mi vehículo –un pequeño Peugeout gris- y cantaría, a voz en grito, este tema instalado en mi memoria, mientras mi coche y yo viajábamos juntos desde Ayamonte (Huelva) hasta Faro, escuchando este fado,/ por las tabernas. Y esta vez de verdad.
De pequeña pensaba, mientras mi padre volvía a retroceder la cinta para escuchar el fado de nuevo, que esas dos localidades –Ayamonte y Faro- estarían lejísimos, “incluso en dos países distintos”, pensaba con las grandes distancias de la infancia. Y bueno, la edad, tan sabía en casi todo, me ha demostrado que apenas hay 30 minutos de trayecto. Por eso voy cada vez que puedo.
Desde que vivo en Huelva -por trabajo-, paso mucho tiempo en Portugal. Y su acento misterioso y triste me conmueve sin remedio. Un día pregunté cuatro veces a los habitantes de Vila Real do Santo Antonio -y no exagero- dónde me encontraba en ese momento, que me había perdido camino de Lisboa. “En Vila Real…”, me respondía uno. “¿Vila Real de qué? “, insistía yo. “Vilaaa Real do Santo Antooonio”. Ese nombre, en su acento portugués, me sonaba a poesía. ¿Qué le voy a hacer? Quizás lo sea.
Sobre las elecciones, Sócrates, con su elegancia y sus corbatas estrechas y largas, ganará a la candidata conservadora, “Miss peinados” podríamos llamarla, que ni siquiera entiende que la batalla está perdida cuando se enfrenta a dos hermanos. Eso espero, al menos. Los hermanos podrán discutir mil veces -incluso odiarse- pero la familia es siempre la familia. Y nosotros somos Portugal. Ocurre lo mismo que con el amor: “Quien lo probó, lo sabe”
Recien estrenada nuestra democracia,en 1978,estrené mi primer coche y por aquello de hacer kilómetros, junto con unas amigas decidimos viajar a Portugal ,atravesarla y poder ver,sentir y vivir los resultados de la revolución de los claveles que con tanta intensidad vivimos en Barcelona, dando siempe nuestro apoyo y solidaridad.
Portugal como pais me encantó, Lisboa,Cascais Sintra etc. pero donde disfrutamos fué en los cafés de Lisboa participando en tertulias urbanas y comentando con ellos sus sensaciones de libertad y sus esperanzas en el futuro.
También recuerdo haber comido las mejores sardinas asadas en plena calle y el bacalao guisado de 1000 maneras diferentes.
El recuerdo de mi idílico Portugal ya es história y siento una pena enorme al ver que politicos de poca monta -como tu nos muestras en tu maravilloso artículo- puedan llevar al pais a la bancarrota e ir en contra del progreso.Ojala el domingo, el pueblo portugues haga gala de su madurez y su voto sirva para tener un pais comunicado con toda Europa.
Me acuerdo perfectamente de ese 25 de Abril. Para nosotros fué como se hubiera abierto una ventana y circulase un aire más fresco. Después los acontecimientos tambien aquí en España ya fueron imparables y conseguimos la democracia tan anhelada. No sé que daría para volver a sentir, en cuanto a política me refiero, aquella ilusión de la segunda mitad de los setenta! Ahora la política es muy mediocre, y es una desilusión tras otra, hasta llegar a un punto en que planteas el ir o no a votar. Pero no, eso nunca. Siempre habrá uno menos malo que otro. Feliz día de votación a todos los portugueses.!!!!
Efectivamente, las barcazas para cruzar de una orilla a otra han quedado como vestigio nostálgico, derrotadas por el gran puente… lástima que la mayor comunicación también haya servido para transferir a lo que en tiempos fue un magnífico reducto natural lo peor del urbanismo costero tan característico de España. Este Algarve es otro, lejos de aquél evocado por quienes tuvieron oportunidad de vivir todo lo que ilusionamos cuando la Revolución de los Claveles abrió un resquicio de esperanza hacia la normalidad en la “cutre” Península Ibérica.
Siento, como muchos, nostalgia de aquellos años que con tanta ilusión luchabamos por la democracia. Al leer tu artículo, me he trasladado a aquel 25 de abril . que tengo grabado en mi mente con toda nitidez. Yo también viaje a Portugal poco después de la revolución, sería en verano de 1975 , que recuerdos tan emocionantes guardo de aquel viaje, en el que además, tuve la suerte de conocer a mucha gente con la que sigo manteniendo una buena amistad.
Deseo que las elecciones del domingo, suba a nuestros amigos al tren del presente y del futuro.
Gracias a los vuelos low cost, pude viajar la pasada primavera a Lisboa, me pareció una ciudad encantadora, llena de vida, la gente super simpática. Yo nací ya en democracia en el año 1980, y casi no sabia nada de esta revolución portuguesa, debió ser muy emocionante alcanzar la libertad.
Me parece muy fuerte, las declaraciones que ha hecho la derecha portuguesa, ¡ojala ¡ ningún gobierno impida que españoles y portugueses nos acerquemos, con decisiones absurdas y retrogradas, como parar la construcción de un tren que solo lleva al progreso.
Quién no recuerda la revolución de los claveles y la talla de los politicos tanto en Portugal como en España.
En aquellos años nuestro pais se ahogaba con una dictadura a punto de finalizar pero que no se sabia cuando ; todos haciendo piña trabajabamos con ilusión en clandestinidad o no de como se debia organizar la llegada de la democracia.
Portugal nos aportó la inspiración para nuestra transacción. Espero una vez más, que el domingo a través delas urnas, impere la razón y nos den un ejemplo a seguir.
Que hermosa es la libertad y describiendola tan bien como tu lo haces Ferrnando y como siempre haciendonos conocer lugares tan hermosos como portugal y otros ciudades y cosas diferentes de su cultura,politica y mucho mas gracias Fernando y muchas FELICIDADES……………..
Solamente he estado en Lisboa dos días y no puedo opinar con conocimiento de causa, pero tuve la sensación de estar en la España de hace 30 años incluso decadente así que mas vale que Lisboa no quede aislada y que se dirija hacia el progreso.
La bella cita que haces de Fernando Pessoa no puede ser más acertada. Me recuerda al poeta Luis Rosales que decía que se vive tres veces: Cuando vivimos la vida, cuando la pensamos y cuando la recordamos.
Hay momentos en la vida que demuestran la grandeza de un pueblo y sin duda la revolución de los claveles es uno de ellos. Hoy parece que sólo la nostalgia puede recuperar aquella intensidad cuando los claveles acallaron el ruido de las armas.
Después vino la libertad que se meció al ritmo de las apacibles aguas del Tajo y del Duoro. Han pasado muchas cosas desde entonces, pero nunca tan mágicas como la estampa de un clavel sobre la boca de un fusil y la dulce euforia de un pueblo que no necesito gritar para demostrar que la paz se conquista con la armonía colectiva.
La verdadera democracia la construímos los ciudadanos y el desencanto nos viene cuando vemos la utilización que hacen del poder aquellos en quienes creímos.
Hay elecciones trascendentes e históricas. Otras, aparentemente no lo son tanto. Pero en cualquier caso, siempre deben unir, no separar.
Cuando leo que el nobel de literatura José Saramago habla de la unión de Portugal en un país que se podría llamar Iberia, más como una utopía que como algo que se pueda materializar verdaderamente, por problemas muy complejos; me parece un contraste enorme que desde el gran respeto que me merece Manuela Ferreira a estas alturas
no quiera unir a Portugal y España con el “Ave”.
El destino de España y Portugal es seguir sumando.
Y el nuestro, el de la ciudadanía , seguir disfrutando de los fados, el bacalao y el vinho verde en la grata compañía de nuestros apacibles vecinos que más que hablar parece que cantan cuando nos hablan orgullosos de su cultura en portugués.
Adoro Portugal, ya que soy muy devota de la Virgen de Fátima. Tiene que ser un lugar muy especial para que la virgen se hubierse aparecido alli.
Juego con ventaja porque hoy ya es Lunes, el día siguiente al domingo electoral que Fernando deseaba feliz a los amigos portugueses… Ellos han hablado y como se preveía, Socrates ha ha ganado las elecciones -aunque perdiendo su actual mayoría absoluta, lo cual no es algo malo, dicho sea de paso…- y la opción conservadora de Manuela Ferreira, se ha dado con un palmo en las narices, que tanto mentar a la bicha española le ha pasado factura, sin duda. Que todo ello, de corazón, sea para bien de los portugueses.
Tengo que reconocer que Portugal llegó a mi vida bastante tarde. Es lo que tiene vivir en un lugar, Irun, que hace frontera con Europa cada vez que se asoma al Bidasoa y yo sólo miraba a Portugal girando obligatoriamente la cabeza o cuando reconocía y padecía los camiones portugueses que atravesaban y atraviesan, diariamente y a miles, la “frontera”… En este sentido, Portugal me quedaba muy a desmano. Pero todo tiene su tiempo y todo llega. Y llegó: comencé por conocer el Norte para terminar arribando al Sur, sin prisas y, hasta la fecha, sin pausa… y es que es tan hermosa Portugal! Tan hermosa!!
Lisboa es mi debilidad, lo reconozco y el fado, mi perdición. Es lo que hay!! Y no me quejo…
Fernando, tu texto y los comentarios de los habitantes de tu planeta emocionan casi siempre y con facilidad a quien deje mínimamente la piel y los sentimientos al descubierto. No añadiré casi nada porque coincido en casi todos los placeres (ya tópicos en muchos casos pero auténticamente ciertos) que ellos han comentado: Las calles de Lisboa (que me he empeñado en patear en varias ocasiones) o de Porto, ambas preciosas sin poder preferir una u otra; la barcaza a Vila Real que en mis primeros viajes al ‘extranjero’, el delicioso Algarve, la idílica Costa Vicentina que recomiendo siempre, Saramago (ese lujo ibérico) Carlos Cano, el fado: Marizza, o DUlce Pontes, qué delicia en el Foro de La Rábida mirar las estrellas y abstraerse del mundo disfrutando de semejante artista y su voz. Todo esto y mucho más lo compartimos con ellos y por eso queremos que Portugal esté más cerca, creo que es comprensible y legímtimo. Para Huelva es además especialmente importante, me temo, porque del apoyo e interés luso porque el AVE cruce el Guadiana por el sur, depende en gran medida que llegue a nuestra provincia antes.
Tamnién me ha recorddo especialmente tu narración y descubrimiento en el 76 a las memorias periodísticas del gran Manu Leguineche, que en un 600 también (creo) cubrió así una de sus primeras revoluciones, con el Grándola Vila Morena de fondo, como en la última película de Paco Rabal, en la que aparecía Oscar Ladoire y muchos otros, que se llamaba ‘A la Revolución en un 2 cv’, donde unos jóvenes iban a disfrutar del estallido de la libertad en la vecina Portugal, atravesando la rancia España, dicho sea de paso. Por cierto. Creo que cuando dices más arriba Fernando que cada país eligió su camino has sido muy generoso. Ahora que siempre estamos hablando del acierto de la Transición (Javier Cercas con su libro del Golpe ha reactualizado el tema recientemente) decir que España ‘eligió’ -y perdona si simplifico tu interpretación, que seguro que te referías a muchas más cosas – la Monarquía parlamentaria, en lugar de, por ejemplo la República como Portugal es ser muy probo (con b) sino directamente bienintencionado. Fue un acierto, un logro para España, una doble pirueta y pudo haber sido peor pero, a España no le quedó más camino que ese, porque al rey ya nos lo dejó el dictador. En cualquier caso, gracias a todos los que amais a Portugal, a mí me habéis hecho quitar a Paolo Conte y he saltado a poner Madredeus rápidamente.