Sábado 15 de mayo. Esta tarde siento nostalgia de mis años como periodista en Marruecos. Cuando me desplazaba de Rabat a Tánger. Y recorría a la caída del sol aquellas calles empinadas del barrio de Marshan. Buscando el Café Hafa para contemplar el Estrecho desde su terraza escalonada. Entre flores y plantas. Frente a un té a la menta. Sean cual fueren los vientos. Que al levante le llaman en ese lado sarqi. Y al poniente, garbi. En silencio. Como lo hacían Tenessee Williams o André Gide. Paul Bowles y Truman Capote. Willian Burroughs y Jean Genet. Randy Weston. Mick Jagger. Y también Allen Ginsberg o Goytisolo. Leyendas del Café Hafa. Refugio de soñadores. Mítico mirador al que el poeta Llorenç Vidal dedicó este verso: Terrazas de blanco y verde/ que descienden en cascada/ ¡Fantasías de la luz/ sobre el milagro del agua! Desde el Café Hafa se divisa la costa gaditana. Y muy especialmente la ensenada de Bolonia. Que sólo separa un brazo de mar azul en días despejados de bruma. Por el que cruzan buques de todas las banderas. Y de todo tipo de tonelaje. Que estos días de mayo comparten el Estrecho con las almadrabas. Cuadratura a modo de burla sobre el mar. Y entresijo de aparejos y redes ancladas. Que dirige desde su batel un capitán, también llamado arráez. Por lo general de origen levantino. De Benidorm. O de La Vila Joiosa. Barcos de canto que conforman un copo donde se produce la levantá (leva). Que es siempre al alba. Y que deja teñidas de rojo aquellas aguas cristalinas que en los atardeceres sin viento parecen estanques de plata. La almadraba -voz árabe que significa lugar donde se golpea- es una trampa mortecina que emplea el hombre desde tiempos remotos para capturar a los atunes (de derecho) que se dirigen a desovar en las aguas cálidas del Mediterráneo. Que empieza en el Estrecho. Y que es donde también acaba el Atlántico. Espacio mitológico. Y referente que se repite en la historia. Punta Oliveros y Punta Cires. 14,4 kilómetros de costa a costa. La distancia más corta entre Europa y África.
Este sábado de mayo no estoy en el Café Hafa, sino en la otra orilla. Justo en la ensenada de Bolonia, pedanía de Tarifa. Enclave natural entre dunas que abriga un conjunto montañoso conformado por dos sierras, la de la Plata hacia el oeste y la de la Higuera hacia el norte. Y que cierra hacia el este la Peña de San Bartolomé. Entre Punta Camarinal y Punta Paloma. Privilegiado lugar que eligió Roma a finales del siglo II a.c. para el comercio con el reino de Mauritania. Que se extendía por todo el norte de África. Y que Calígula convirtió en el año 40 en provincia romana tras mandar asesinar por celos a Ptolomeo, último rey mauritano, además de pariente. He reemplazado el viejo cafetín tangerino por un edificio de delicada geometría que ha levantado el arquitecto sevillano Guillermo Vázquez Consuegra en esta ensenada de la costa gaditana frente a Tánger. Y que de entrada me provoca admiración. Porque lo ubico comunicándose con el paisaje. Plenamente integrado entre tanta naturaleza. Y entre tanta historia. Es un edificio de autor que va más allá de su funcionalidad. Porque se trata del centro de interpretación del conjunto arqueológico de Baelo Claudia (2007), municipium romano. Pero también del más hermoso mirador hacia la costa magrebí que he conocido construido por el hombre. Una ventana que se abre hacia el mar, hacia el paisaje, hacia la historia y hacia el infinito africano. El que va desde el faro de Punta Almina al de cabo Espartel. Con Tánger -otrora Tingis-, como reina y señora de esa silueta. Mirándose frente a frente con Baelo Claudia, llamada Belon por Estrabón y Bello por Pomponio Mela. Como cuando ambas -cada una en su orilla- compartían poder sobre estas aguas del Estrecho. Que la mitología identifica con el paso que se abrió Hércules a la vuelta de la isla de Eritia tras derrotar al gigante Gerión.
Estrabón cita en su Geografía a Baelo Claudia como un puerto marítimo desde donde se embarca para Tingis. Y que posee un mercado y una fábrica de salazones. Precisamente son los fenicios los que enseñaron a los pobladores de las costas meridionales españolas a salar el pescado. Y fueron los romanos quienes mejor explotaron esta industria, creando el garum. Un saborizante natural a base de pescado azul muy cotizado por la cocina de Roma. Y que los gaditanos consideran suyo, aunque no es cierto. Como tampoco es cierto que se conozca su verdadera receta. Porque eran otros tiempos. En los que no existían ni el ji-tomate ni la patata (papa). Ni otros ingredientes como el cacao o el maní. Que se integraron en la cocina andaluza tras la hazaña americana. Si a comienzos del siglo XIX los viajeros románticos descubrieron Andalucía para el resto de Europa, en los albores del XX fueron los hispanistas cautivados por su pasado quienes pusieron al descubierto parte del tesoro histórico aún oculto. El alemán Adolf Schulten eligió Doñana en busca del misterioso mundo de Tartesos. Henri Breuil, sacerdote francés, y Hugo Obermaier, paleontólogo alemán, se introdujeron en las zonas montañosas de Cádiz, Málaga y Córdoba rastreando sus cuevas. El estadounidense Archer Milton Huntington, fundador de la Hispanic Society of America, centró sus trabajos en Itálica. Y el francés Pierre Paris, primer director de la Casa Velázquez, fue quien inició las excavaciones en Bolonia. Que compartió sobre el terreno con un arqueólogo anglofrancés – y discípulo suyo- llamado George E. Bonsor. Hijo de un ingeniero británico que trabajó en las minas de Riotinto y gracias al cual Baelo Claudia nos revela la esencia de lo que fue una ciudad romana perfectamente urbanizada. Sólo comparable con el yacimiento tunecino de Sbeitla. Y que hoy reclama la atención de arquitectos, arqueólogos e historiadores apasionados por el mundo clásico. Demasiado ruido para esta otra orilla del Estrecho. Que sólo apoca la obra bien hecha de Vázquez Consuegra. Y un paisaje natural de sabinas, palmitos, enebros y zarzaparrillas que cohabitan con el mar azul y los vientos milenarios de esa ensenada abrigada por montañas donde buscan refugio las dunas. Baelo Claudia, Belon o Bello. Hoy Bolonia. Frente a frente con Tingis. Por donde vieron pasar a Hércules a la vuelta de la isla de Eritia tras derrotar al gigante Gerión.
En Bolonia frente al Estrecho
http://www.fernandoorgambides.com/2010/05/19/espacio-mitologico/
En el blog: Espacio mitológico: Sábado 15 de mayo. Esta tarde siento nostalgia de mis años como periodista en Marr… http://bit.ly/buykVr
La novelística árabe, sobretodo la de tipo social, emplea con frecuencia unos espacios determinados para ubicar y delimitar una serie de personajes variopintos; seres arquetípicos de la sociedad o de una parte de ella: un edificio de vecinos (El edificio Yacobián de El Cairo), un callejón, un café…Estos escenarios literarios encierran una diversidad o aíslan una tipología concreta de los demás. El escritor marroquí Tahar ben Jelloun en “Partir” sitúa el primer capítulo del libro en el Café Hafa de Tánger. Allí se reúne la juventud, seres ya infelices, desesperados, ansiosos de otro mundo mejor. Unos viajan a través de la droga, otros luchan contra la opresión librándose a la religión, muchos se prostituyen…El Café Hafa resume la situación social de una gran parte de la juventud marroquí actual.
El Café Hafa está situado en un altozano desde donde se puede observar un panorama abierto al mar, a la lejanía. Y lo que despierta es el ánimo de salir, viajar, huir, No en balde el viajero medieval Ibn Batutta era natural de esta ciudad y de ahí partió para sus grandes viajes y esa obra que he citado lleva un título muy elocuente: Partir. Tahar ben Jelloun dramatiza el fenómeno actual de huida, más que de partida, de la juventud sobretodo, cuyo único futuro se perfila en la panorámica que se observa desde el famoso Café de Hafa de Tánger.
Me encanta Tarifa y me encanta Bolonia, esas playas de arena fina y ese mar a veces azul, a veces verde, con el teatro romano atrás y Tánger al frente. Precioso artículo, Fernando. Retratas aquel enclave del Parque Natural del Estrecho de una manera magistral. Genial desde el primer párrafo hasta el último. Felicidades.
Esas playas de Tarifa son maravillosas y el paraje al que haces referencia es único por todo lo que encierra. La suerte es disfrutarlo sin viento o, al menos, con el de Poniente, que es el que refresca.
Desgraciadamente no conozco este enclave tan maravilloso que nos describes pero si el paso de los romanos por nuestra península y concretamente en Tarifa y alrededores, donde se instalaron como tu bien dices, debido al comercio con el norte de Africa, la pesca y el garum ,siendo las principales fuentes de riqueza para los romanos.
Los restos del municipo romano de Baelo Claudia son de valor incalculable no solo para los estudiosos del arte sino para toda la humanidad.
Llegan, de la mano de tus palabras, los vientos, colores, olores y sabores del Estrecho, bien diferentes de uno y otro lado, pero hermosos por igual. Prefiero, en este instante, imaginarme sentada en el Café Hafa, patio de butacas de un teatro con una escenografía singular, irrepetible: un sueño, un anhelo, tan cercano, tan inalcanzable. ¡Qué suerte formar parte de esa obra que para otros constituye un sueño, y darnos cuenta de ello! Gracias, Fernando, por otro viaje fantástico.
No conozco Bolonia ni las ruinas de Baelo Claudia, pero después de leer tu artículo, he buscado en internet, donde también he visto fotos de los parajes y de las ruinas, me ha parecido un monumento universal a la naturaleza. No me extraña que tantos escritores, sentados en el café de una u otra orilla se hayan inspirado para escribir su obra.
Como siempre he disfrutado mucho de tu blog y esta ventana natural es una belleza. Una pregunta para ti y tus lectores por favor… ¿Existe algun libro con todas las ventanas naturales que hay en este mundo….. Seria interesante Gracias
Un lugar de plena belleza . Asombroso ,por otra parte, que tan solo14 km, separen dos mundos tan diferentes. Barrera natural entre dos países España y Marruecos, entre dos continentes África y Europa, entre dos mares, entre dos religiones y entre dos culturas tan distintas. Tan cerca y tan lejos, no hay otro lugar en el mundo con tantos contrastres en una distancia tan corta.
Como simple aficionado a las aves, me alegra que hables del parque natural del estrecho bañado por dos mares que por sus temperaturas suaves y con ausencia de lluvias, es lugar obligado para las aves migratoria.
Desde África a Europa y de Europa a África son decenas de miles de aves que hacen este trayecto cada año.
Todas nuestras aves migratorias de nuestro pais (ruiseñor, golondrina, la grulla etc. en su migración hacia áfrica, se concentran en el parque del estrecho asi como todas las europeas.
Estuve en los parajes que describes hace ya bastantes años, con tu relato he recordado muchos rincones maravillosos. Volveré a hacer turismo por esas tierras muy pronto, te lo aseguro.
Este C afe Hafa , refugio como bien lo dices de soñadores. Y, con la nosalgia con sabor a te de menta. acompañado de estos genios de las letras. Con este paisaje natural lleno de historia. Me acompañara esta noche a soñar con Bolonia . y, algun dia ire a conocer este maravilloso sitio
vázquez consuegra es uno de los mejores arquitectos que tenemos en andalucía. es el autor del pabellón de la navegación de sevilla, que construyó para la expo 92.
el cafe hafa es de los sitios más impresionantes que conozco, con unas vistas de alucine sobre el estrecho de gibraltar…
He leido en wikipedia que el Garum, o Garo, era una salsa de pescado hecha de visceras fermentadas que los romanos la consideraban un afrodisiaco y solo era consumido por los potentados. Parece que llevaba vinagre, vino, pimienta, aceite y agua, mas el correspondiente pescado fermentado al sol, y de hay salía la salsa que se utilizaba como condimiento al igual que hoy la soya.
Cómo siempre este espacio de esparcimiento me plante ir el próximo fin de semana a Marruecos. Siempre lo he escrito tienes la magia en tu pluma en la manera de describir cada lugar que visitas que después de leerte parece que lo recorriera contigo y dan ganas de conocerlo. Un saludo
Buenas noches, Fernando.
Esa historia de Ptolomeo, o Tolomeo según otros, fue tremenda. Como tu narras, Calígula lo mandó matar por celos. Un antiguo esclavo, liberto en ese momento, lo vengó, levantándose contra el tirano en la Mauritania anexionada como provincia. Pero la revuelta, que se desarrolló fundamentalmente en Tánger, fue sofocada por las legiones romanas y jamás volvió a recuperar su independencia. Incluso, ya con Claudio, fue dividida la provincia en dos, la Mauritania Tingitana y la Mauritania Caesariense. Tanger, o Tingis entonces, fue elevada al rango de ciudad y designada capital de la Tingitana.
Como siempre, un placer leerte.
El año pasado conocí el café Hafa. Soñaba entonces con la posibilidad de tejer un documental poético sobre el miedo occidental a la mirada oscura. Me empuja la curiosidad de esos vecinos que apenas se conocen porque no son capaces de mirarse.
Probablemente este otoño busque ese mirador desde Bolonia…
ESE ESCLAVO LIBERTO AL QUE SE REFIERE MIREIA SE LLAMABA EDEMON.
Este año mis vacaciones, van a ser en el norte de Marruecos, concretamente en Asila, donde un grupo de amigos hemos alquilado una casa y desde allí vamos a hacer excursiones.
Te agradezco enormemente tus artículos sobre Marruecos, ya están impresos y van ser de gran utilidad, dándome una visión mucho mas amplia y profunda del país, se los pasaré a mis amigos, para no jugar con ventaja.
Hola Fernando, soy Carme.
Este artículo es magnífico porque reflejas las sensibilidades paralelas del Estrecho, recurriendo a la mitología, a la literatura, a la historia y al paisaje. Me encanta también tu reconocimiento a Vázquez Consuegra, que, por otra parte, es el arquitecto autor del edificio que acoge el Museo de la Ilustración de Valencia, entre otras muchas obras magníficas. Estuve hace diez días en Valencia visitándolo precisamente y es impactante, como supongo que es -por lo que escribes- ese centro museistico de Bolonia que no conozco y que en tu artículo elevas a la categoría maestra.
Enhorabuena nuevamente, Fernando.
Durante un tiempo me interesé por el origen de los salazones y las factorías existentes en la costa española, desde Huelva al Mediterráneo. El arte de salar los pescados es anterior a los romanos, que se encontraron esta industria en España y la perfeccionaron. Hay un investigador llamado Carlos Azcoytia que ha escrito abundantemente de este asunto y dice que los primeros que comercializaron el garum fueron los griegos, aunque no los que lo inventaron ya que existía de antes en Mesopotamia. Desde los griegos el pescado base de esa salsa es la caballa, que los griegos llamaban garo, y cada factoria le daba un punto distinto de manera que no era el mismo garum el de Baelo Claudia que el de Cartagena, cuyo puerto se llama Escombreras, del latin scombrus pero también del griego scombraria, que igualmente significa caballa. El garum gaditanum era de muy buena calidad porque en temporada primaveral se le añadían desechos de atunes pero también de excelente calidad era el de Carthago Nova, además de carísimo. Los desechos de los pescados, caballas, sardinas, melvas, boquerones, etc se ponían en salmuera y se maceraban al sol durante el verano. En algunos sitios le echaban plantas aromaticas y se removía constantemente hasta su licuación. El producto final era un saborizante nada putrefacto que le daba un punto perfecto a la cocina romana. El garum se perdió a raiz de la caida del Imperio Romano y la aparición de nuevos productos culinarios que surgieron con los viajes de Marco Polo y Cristobal Colón.
¡Fascinante! Como siempre, tanto tu articulo como los comentarios de todas/os tus lectoras/es y seguidoras/es de tu blog, en el se aprende tanto historia, como literatura, como geografía, etc. Yo muy a mi pesar no conozco esa parte de la geografía de España. Espero tener la oportunidad algún día de ir a visitarla.
Estamos condenados a entendernos Marruecos y Espagna.
Tan solo nos separan 14 Km, pero la distancia no es igual para todos. Inalcanzable me atrevería a decir para muchos jóvenes Marroquíes, que desde el Café Hafa sueñan con cruzar a un mundo, que ellos creen mejor.
Maravilloso país lleno de contrastes y de historia. Asignatura pendiente justamente la ruta que tan vividamente describes. Mi viaje por Marruecos siguió otros derroteros también fantásticos que estuve a punto de no disfrutar como era debido y merecido por una mala gestión de la agencia de viajes que colocó un “alien”, en forma de mujer parlante-sin-descanso en el mismo vehiculo. La maravillosa ruta de las Kasbas y el desierto, frontera con Mauritania estuvieron a punto de desaparecer de mi vista, nublada de desesperación, por culpa de semejante espécimen. Marraquesh casi dejó de existir ahogado en un torrente de palabras que no despertaban ningún interés en nadie.
Es imprescindible lavar este recuerdo con una nueva visita a Marruecos. Hago mía tu ruta. Esta vez sin agencia. Y que la proxima evocación al país vecino no me traiga nunca más estos poco gratos recuerdos.
CUANTAS FRUSTACIONES DE LIBERTAD SE HAN QUEDADO PARA SIEMPRE EN ESA TERRAZA DEL CAFETIN HAFA…
NO TODO ERA LiTERATURA EN TANTO ESCRITOR, ARTISTA O MUSICO FAMOSO QUE ACUDIA AL HAFA.
14 KILÓMETROS NO SON NADA GEOGRAFICAMENTE, PERO SI UN ABISMO ENTRE EUROPA Y MARRUECOS.
LA BELLEZA NO RIÑE CON LA DEMANDA DE LIBERTAD TAN NECESARIA EN LA ORILLA MARROQUÍ.
Y LA HUMILDAD ES LA ASIGNATURA PENDIENTE DE LA COSTA ESPAÑOLA, QUE TU DESCRIBES BELLA PERO QUE ENCIERRA MALES ENDÉMICOS QUE HACEN IMPOSIBLE VENDERLA HACIA FUERA COMO PARAISO DE FELICIDAD.
EL ESTRECHO ES UN PARAISO EN CUANTO A PAISAJE, NATURALEZA O HISTORIA. PERO ES TAMBIÉN UNA INVITACION A LA MUERTE PARA TANTA GENTE QUE INTENTA ILEGALMENTE LLEGAR DE UNA ORILLA A OTRA.
que bien escribes.
Fernando soy lectora de su blog , aunque no siempre escriba. Me gusta mucho, especialmente cuando habla de Marruecos, yo llevo 17 años en España, tuve la suerte de entrar en España con papeles. Pero por desgracia he comprobado, que la corta distancia que separa nuestros países, para mis paisanos es un camino lleno de obstáculos a veces imposible de realizar.
Tengo la pena, que a pesar de haberlo intentado varias veces a mis padres se les ha negado la visa para visitarnos y no me parece justo.
Gracias por su blog, y por poder expresar lo que siento.
Artículo mitológico el tuyo. Me encantaría estar en Bolonia en estos momentos, que no sustituyo por estos Madriles, pero me toca esperar a agosto. Tengo casa en Tarifa, así qué te voy a contar a ti… Me encanta este artículo, pero me gustó mucho también aquel otro que hablabas del Café Central y del megapuerto horrible, que un bloguero de Tarifa te lo reprodujo pero mutilado, o sea censurado… Se pasó cien pueblos…
Me quede muy impactada cuando conocí Tanger. Es un a ciudad, que no deja indiferente, atrapa. Me impresionaron sus estrechos y oscuros callejones sin salida, sus calles abigarradas , las terrazas. Algo que llamó especialmente mi atención, fué, las tiendas de antiguedades, repletas de muebles y objetos de estilos diversos, que evidencian el paso de distitas nacionalidades franceses, ingleses, belgas,… etc.
Recuerdo el Café Hafa, la vista impresionante.
El verano pasado estuve por primera vez en Tarifa, un lugar precioso. Las vistas desde la playa hacia Marruecos.
Me pareció un lugar fascinante. Tengo una anécdota de aquel viaje, en el hotel donde estaba, había un telescopio para el uso de los clientes, si mirabas a través de él, un día claro, podías ver con toda claridad la calle principal de Tanger.
Por ahí hay unas playas espectaculares.
Tarifa siempre viaja connmigo y me acompaña en mi corazón. Te quiero, ¡morenita de los vientos!
Cuidado porque en la playa de el palmar proyectan una cementada!!!!