Llegué a Colombia por primera vez como corresponsal del diario El País en 1991. Cuando ya se encontraba desmovilizado el M-19. Que fue el grupo guerillero que tomó con rehenes el Palacio de Justicia de Bogotá en 1985. Y que concluyó en masacre. Como consecuencia de un asalto sangriento del Ejército y la Policía colombiana que se saldó con 55 muertos, once de ellos magistrados. Habían transcurrido desde entonces seis años. Y el Estado colombiano -generoso siempre en los procesos de paz- respiraba airoso tras la conversión del M-19 en partido político con el compromiso de aceptar la legalidad constitucional. De hecho, su máximo dirigente, el otrora comandante Carlos Pizarro Leongómez, encabezaba la candidatura presidencial por esta formación (legalizada politicamente como Alianza Democrática M-19) en las elecciones de 1990. Pero un atentado paramilitar en plena campaña (cuando se encontraba a bordo de un avión comercial) acabó con su vida. El M-19, lejos de optar por la venganza, decidió continuar en democracia. Y mirar hacia adelante. Postulando como sucesor en la candidatura a su número dos, el ingeniero sanitario Antonio Navarro Wolf. Hoy feliz gobernador de Nariño, departamento del Pacífico fronterizo con Ecuador. Y que obtuvo en aquellas elecciones de 1990 el tercer lugar. Incorporándose como ministro de Salud al nuevo Gobierno, a la sazón presidido por Cesar Gaviria (liberal). Fue Navarro uno de los primeros políticos que conocí al llegar a Bogotá. Tenía entonces 43 años. Y me soprendió saber que como estudiante había sido becario de la Fundación Rockefeller, del British Council y del IDRC de Canadá. Poseía muy buena información de España, pués tenía como asesoras a dos enfermeras valencianas que llevaban algunos años en el M-19 como internacionalistas. Secundando una llamada que la guerrilla hizo llegar por entonces -digamos que por solidaridad revolucionaria- a la sección sindical de Comisiones Obreras del Hospital La Fe.
Con Pilar, una de ellas, pasé gratos momentos en aquel Bogotá de los 90 donde no cesaban las bombas. Ni los crímenes políticos. Entonces perpetrados por el ELN. O por las FARC, guerrillas que estaban enfrentadas. Pero cada tarde periodistas y políticos nos reuníamos de asueto en el barrio de la Candelaria. Para terminar después, prolongando la diversión y sin importarnos los controles militares, a una hora de carro en Andrés Carne de res. El local de moda, donde la tradición obliga a bailar sobre las mesas a ritmo de vallenato, merengue o salsa. Aquella joven se había incorporado a la guerrilla como idealista después de que Milans del Bosch sacara los carros de combate por las calles de Valencia. Y en pleno desencanto de la izquierda española con Felipe González por el ingreso de España en la OTAN. Le costaba adaptarse a la rutina burocrática de un ministerio. Lejos ya de la selva. Y de la acción armada, aunque me confesó que como sanitaria siempre estuvo en retaguardia. Donde nadie solía portar armas. Cierto o no, Pilar era -un año después de la desmovilización del M-19- una mujer desubicada. Que tuvo que recuperar los zapatos de tacón para acudir a diario al ministerio. Porque las mujeres colombianas así lo hacen. Y ella no podía ser la excepción. Que bailaba con periodistas y políticos sobre una mesa del Andrés Carne de res de la misma manera que lo podría estar haciendo a esas horas de la noche en El Negrito, en el barrio del Carmen de su Valencia natal. Local nocturno que frecuentaban también periodistas y políticos en aquellos años. Y para lo que no merecía la pena residir a tanta distancia. Desde aquel viaje no supe más de ella. Pese a que seguí viajando a Colombia, donde me tocó cubrir la muerte del narcotraficante Pablo Escobar (1993). El mayor criminal de la historia de ese país, con más de 5.000 asesinatos a sus espaldas. Y que para los pobres de Medellín se había convertido en un engañoso Robin Hood que les facilitaba recursos a cambio de adhesiones. Siempre invocando al Santo Niño de Atocha, del que era ferviente devota su madre Hermilda. Y para cuyo culto costeó capillas en muchos rincones de la República.
Tenía intención de escribir estos recuerdos de Colombia de manera sosegada. Acompañados de una reflexión amable. Y probablemente coincidiendo con algún acontecimiento relacionado con la paz. Porque llevo a los colombianos en el corazón. Y sé lo que han sufrido (y sufren) por la imagen que proyectan en el resto del mundo. Pero no ha sido posible. Porque me ha desbaratado la idea una noticia que por más que intento lo contrario me resulta aberrante. Me refiero a la decisión de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt (y de su familia) de reclamarle al Estado colombiano 6,3 millones de euros de indemnización por los seis años en que estuvo secuestrada por las FARC. Y que ha llenado de tristeza a toda Colombia, cuyas autoridades han denunciado indignadas la ingratitud y la desvergüenza con que la ex cautiva ha actuado contra su país. Porque esos 6,3 millones que pretende arrancarle al Estado soberano por “daños y perjuicios, afectación psicológica, fisiológica y mental” son de todos los colombianos. Un tercio de los cuales gana menos de 200 euros mensuales. Repudiada por tamaña afrenta, Betancourt (que reside en Francia y acaba de garantizarse otros 6,8 millones por los derechos de un próximo libro sobre su cautiverio) se ha visto obligada a abjurar de lo dicho, si bien no ha dejado claro que abandone la demanda. Un espectáculo lamentable en una persona que considero para mi acabada definitivamente como política y con la reputación ya por los suelos. Lo que por desgracia no es de ahora. Porque mientras en Europa era propuesta para el premio nobel de la Paz. O se le agasajaba con el Principe de Asturias o la Legión de Honor francesa. E incluso se le facilitaba una audiencia privada con el papa Ratzinger. En Colombia siempre hubo desconfianza hacia su persona. Ya antes del secuestro (al que le llevó su propia imprudencia) era una política oportunista que repartía condones y píldoras de Viagra con fines populistas. O protagonizaba escandalosas huelgas de hambre para llamar la atención contra la corrupción política en su propio partido. Es cierto que sufrió un cruel secuestro, pero las novelescas versiones sobre sus relaciones con otros cautivos, la utilización abusiva de la conacionalidad francesa y su desembarco -tras la liberación- en el lujo parisino dejaron entrever que el mundo se había cegado con su persona ansioso de fabricar una cause célèbre en tiempos planos. Y lo que Ingrid Betancourt llevaba dentro era a una niña bien, egoista y caprichosa que siempre pensó para sí misma. Y que en los últimos días nos acaba de enseñar la peor de sus caras. La de la codicia.
Ingrid Betancourt solivianta a Colombia
http://www.fernandoorgambides.com/2010/07/14/sobre-colombia/
Colombia ya no es el polvorín que fue, que era… o aún lo es? Seguramente, todavía lo sea. No con la virulencia de los convulsos años noventa que retratas, Fernando, pero sigue estando ahí, poliédrico, aristi-fino. Y vestido, disfrazado más bien, con el glamour envenenado de la Sra. Betancourt. No le voy a dedicar a la susodicha ni un minuto, me quedo con lo que comentas y que subrayo con un contundente… que le den!!
Dices en un momento de tu relato que llevas a Colombia en el corazón, o a los colombianos, que tanto da… se nota, maitia, nítidamente, además. En cada frase, en cada punto y comas. De nuevo un artículo con corazón. Grande hoy, mi amigo Orgambides.
Pero déjame terminar con una nota más rishible… si? No te imagino, Fer, en el bareto ése Andrés Carne de res, bailando sobre una mesa a ritmo de vallenato… (sonrío)… o si?
Aunque tal vez más tarde me de una segunda vuelta por aquí. Que sobre Betaoncourt, aun sin ganas, queda mucho por comentar. Nos vemos, pues.
En el blog: Sobre Colombia: Llegué a Colombia por primera vez como corresponsal del diario El País en 1991. Cuando… http://bit.ly/aMPsnM
Nunca me gustó esa señora.
Maravilloso país Colombia, donde también he trabajado y conocido gente estupenda. Y lamentable el comportamiento de Ingrid Betancourt . Su secuestro fue horribe e injustificable, pero desde su liberación dio la sensación de estar actuando como una estrella del mundo del espectáculo.
Excelente crónica. Ya era hora de que alguien pusiera los puntos sobre las íes. Tenías que ser tú, un gran periodista. Saludos.
Si hasta su jefe de escoltas ha reconocido que fue una imprudente al no hacer caso a las indicaciones que le advertían que la zona a la que pretendía ir era peligrosa. yo pienso que buscó el secuestro, pero le salió el tiro por la culata porque se extendió en el tiempo y éste duró seis años. No unos días en la campaña electoral que era lo que pretendía la señora.
Esta moza se ha reido de todo el mundo y qué codicia ni qué cuartos… Lo que le gusta es el dinero y conseguir una fortuna por la vía más facil. Ojalá se lleve un chasco.
Que esta desmedida codicia no se le vuelva en contra y le toque pagar a ella, por los gastos ocasionados por el operativo de su rescate.
Rica la hemos hecho todos con todos esos premios y homenajes que, con buena fe, le hemos dado en estos dos años todos nosotros y, especialmente y como dice Fernando, los europeos. Lo que pretende ahora es hacerse multimillonaria a costa de sus compatriotas, aunque habría que ver que sentimientos hacia colombia tiene esta dama q
…que unas veces es colombiana para lo que le interesa y otra francesa.
(Creo que se me ha escapado la primera parte de este comentario al pulsar inadecuadamente una tecla, pero esta es la continuación. Gracias, Fernando como siempre).
Vaya máquina de amasar fortuna por la vía rápida a costa de los demás.
Nunca me ha gustado que la pobreza o la miseria fuera tan fotogénicas.Los pobres,los miserables,los torturados …miran siempre a la cámara.De frente,como si quisieran desesperadamente cruzar al otro lado de la línea.Ser arrastrados de su lugar inmundo a otro que se intuye merecido . Ingrid se fotografió sentada y con grilletes y sin mirar a la cámara.Con la cabeza a un lado,las manos enlazadas,el cabello como una virgen martirizada.Una composición perfecta.Esa fue,para mí,la primera señal de aviso de que no era mujer de fiar.Cuando se bajó del avión sin un atisbo de huesos roídos y negándole un abrazo a quien durante años luchó por visibilizar su calvario,me di cuenta de que posiblemente aquella foto era un pasaporte a la codicia.
Ingrid Betancourt fue muy desagradecida y cruel con su segundo marido, el publicista colombiano Juanqui Lecompté, tal como este lo atestigua en su libro “Ingrid et moi. Una libertad agridulce”. En una crónica publicada por Oscar Caballero en La Vanguardia del 23 de enero del presente, se ofrecen detalles de las relaciones de la pareja durante y después del secuestro. Lecompte reconoce que dedicó todo su tiempo durante los seis años en que duró el secuestro a intentar la liberación de su mujer, causa que estuvo a punto de hacerle perder su trabajo, y se lamenta de que al bajar del avion fuera fria y distante con él, abrazandose a su madre y tocándome solo la mejilla “como si yo fuera un perro inquieto al que intentas tranquilizar”.
También dice: “Ese mes de julio hablamos esencialmente de cosas materiales. Vivir en Paris es caro, Juanqui -me explicaba- y quiero llevar a los niños a las Seychelles. Para los dos objetivos me pedia 50.000 dólares. Yo ignoraba que sus gastos en Francia los pagaba el Gobierno francés y que finalmente el presidente de Seychelles cubriría sus gastos en la isla. Le propuse la transferencia inmedita de 30.000 dólares de su premio Roma por la paz, que había guardado sin tocar, y me dijo que era muy poco. No obstante, le dije que podía darle otros 10.000 dólares a condicion de vaciar mi cuenta y los tomó, diciendome muy secamente que si no tenía mas dinero que pidiera un préstamo”.
Prosigue: “A partir del primer dia del 2009 empezó el acoso para que nos divorciaramos. El 10 de enero los medicos me anunciaron que mi padre moriría esa semana. Por favor, Ingrid, le pedí, espera que mi padre se vaya. Como si no me hubiera oido, el 11 me mandó un abogado al hospital. Ese día dejé de amarla”.
Lecomte se sintió decepcionado cuando Ingrid le agradece a todo el mundo, incluida su familia, su interés por ella durante el secuestro, menos a él, y revela que se ha convertido en una mística, con continuas referencias a Dios y a la Virgen, salvo en el dinero.
Resulta curioso que Ingrid betancourt haya comentado que la cifra que ha reclamado al ministerio de defensa colombiano sea una “cifra simbólica” . pero si es cierta esa cantidad de millones, el “simbolismo” tiene un sonido metálico que ensordece y deja al descubierto que para ella es más importante el dinero que el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia y la Legión de Honor en el grado de caballero, otorgada por el presidente francés Nicolás Sarkozy. Un personaje político de su categoría no debería cuantificar en dólares su dolor, a costa de sangrar las arcas de su propio país.
He leido hace unos minutos en la versión digital de El Universal (Caracas) que la señora Betancourt ha retirado definitivamente la demanda. No obstante, su equivocada decisión, y que ha sido lamentada en todo el mundo, ha abierto el melón de las demandas y cuatro congresistas que fueron secuestrados por las FARC acaban de exigirle al gobierno de Alvaro Uribe indemnizaciones compensatorias. El daño ya está hecho y no creo que la señora Betancourt salga bien parada de todo esto.
La carroña en persona, amigo Fernando. Precioso artículo lleno de vivencias. Que ilusión ser corresponsal. Hasta otra.
Que vergüeza que su ex marido francés haya tenido que pedir publicamente perdón por todo lo que esta haciendo esta señora Betancourt. No me creo en absoluto que haya retirado la demanda. Seguro que está tramado algo que todavía no sabemos. Habrá que estar atentos.
Detestable…!!! Buen artículo, Fernando.
De esta “señora” ya se ha dicho todo y queda retratada. Osea que yo voy a hablar de Colombia. Un país maravilloso y bellisimo, que ha resucitado después de pasar por muchos conflictos, narcotrafico, guerrilla, crisis económicas… y del que cada vez se escuchan menos noticias negativas.
Tengo la suerte de contar entre mis amigos a varios colombianos, que me han hecho amar a este país incluso antes de conocerlo, lo que voy a remediar en breve.
SI TUVIERA VERGÜENZA NO VOLVERÍA MAS A COLOMBIA.
He tenido la suerte de recientemente viajar
a Colombia, me gustó mucho en general, la gente, el paisaje la comida, todo, y no tuve nunca sensación de violencia.
Me llevaron a conocer una maravilla de arquitectura, algo muy importante para los colombianos por ser considerada una de las maravillas del mundo, la Catedral de sal de Zipaquirá que se encuentra a solo 50 kilómetros de la capital . Un universo subterráneo en el que los visitantes podrán encontrar 8.500 metros cuadrados de imágenes y representaciones religiosas perfectamente talladas sobre la sal que recubre las paredes de la antigua mina.
El recorrido por este espectáculo de oscuridad y grandeza se divide en tres tramos básicos: el primero lo constituye el vía crucis, en donde se exhiben las escenas bíblicas por medio de la cruz , el segundo conformado por la cúpula desde donde se puede observar a 145 metros de distancia la cruz mayor de 16 metros de altura, ubicada en la nave central, de igual manera conforman el tramo intermedio la rampa de descenso a las cámaras, los balcones superiores y el nártex o atrio. Y para finalizar el recorrido se encuentra La Creación, hecha en alto relieve en mármol, el pesebre y la escultura de La Piedad.
Tengo entendido que I.Betancourt, no solo fué advertida por el gobierno que era sumamente peligroso entrar en la zona de las FARC sino que firmó un documento (en poder del gobierno) mediante el cual, ella, reconocia los peligros a que estaba expuesta al entrar en dicha zona y asumía toda la responsabilidad de tal decisión y sus consecuencias. Esta Sra. no puede ahora exigir una compensación y menos del gobierno cuando l miles de personas que han sido secuestradas durante años y años y hoy viven en la miseria.
Es indignate que esta Sra. sea ganadora del premio Principe de Asturias (premio dotado con una cantidad importante) y no haya tenido el detalle de donar su importe para las victimas de las FARC. y más teniendo en cuenta que su familia es una de las adineradas de Colombia.
Aunque en Colombia Ingrid Betancourt no ha sido declarada oficialmente persona non grata , es un personaje rechazado por la mayoria de los Colombianos razon por la cual, esta obligada a vivir lejos de su pais.
Desde que se fue a Francia, perdí totalmente el interés en la Betancourt. Y este asunto de reclamarle al Estado colombiano 6,3 millones de euros de indemnización por los seis años en que estuvo secuestrada por las FARC me parece, como a tí, aberrante. Menuda tía!
Colombia no se merece darle ni un segundo de su tiempo a esta niña bien con espíritu de aventurera…..
La gran pregunta es qué busca Íngrid Betancourt con su demanda y por qué se jugó el prestigio que le quedaba en una apuesta tan inconveniente y de poca probabilidad de éxito. Durante su secuestro, la ex candidata había alcanzado los primeros lugares en las encuestas de popularidad, con cifras que les seguían los talones a Álvaro Uribe y a otras figuras como el general Óscar Naranjo. Pero posteriormente, con las revelaciones sobre su personalidad y sobre su conducta en cautiverio, se desbarató el mito de la Juana de Arco colombiana para darle paso a la imagen de una mujer egoísta y caprichosa. Un ser como cualquier otro, afectado por el trauma del secuestro, que sin embargo cayó del pedestal en el que la tenían tanto la opinión pública internacional como la nacional.
Íngrid Betancourt, sin embargo, conservaba hasta ahora parte de su prestigio. Se esperaba que en algún momento regresara a la arena política, y la elección de Juan Manuel Santos le abría una gran oportunidad. El nuevo Presidente había sido su mentor en el Ministerio de Comercio Exterior, y se habían reencontrado en la Operación Jaque. Los ‘gabinetólogos’ le auguraban a Íngrid posibilidades en la Embajada en París, que tenía lógica por el simbolismo que representaba y por el aprecio que le habían demostrado los franceses. Pero lo que ha hecho ahora es un suicidio político que prácticamente delata su intención de irse del país de forma definitiva. Un indicio en este sentido es que se excusó de asistir a un homenaje que en las próximas semanas un grupo de intelectuales organizó para su padre, Gabriel Betancourt Mejía, considerado uno de los grandes ideólogos de la educación en Colombia.
Basta ver el número y el tono de las manifestaciones que pulularon en Internet en los últimos días para tener una medida del costo que ha pagado. Raras veces hay un hecho que produzca una reacción tan negativa y, a la vez, tan unánime. ¿Por qué lo hizo? La decisión es difícilmente comprensible. Analizadas las consecuencias políticas, se podría deducir que el objetivo es económico. Pero Íngrid acaba de firmar contratos por casi siete millones de dólares por su libro sobre su secuestro en las siguientes proporciones: por el mercado europeo, la editorial francesa Gallimard pagó 3.700.000 dólares. Por el mercado en inglés, la editorial Penguin de Random House pagó 2.500.000. Hace ocho meses recibió 300.000 dólares de anticipo de Santillana para la publicación en América Latina. Y hace tan solo dos semanas, otros 300.000 del mismo grupo editorial, para el mercado español. Gracias a su próximo libro, Betancourt ya era millonaria. La demanda, en síntesis, no era necesaria en razón del dinero.
Esto solo aumenta el misterio sobre sus motivaciones, y nadie ha podido dar con la respuesta. ¿Qué podía esperar Íngrid Betancourt con una decisión que lo único que ha producido es indignación nacional, pérdida de prestigio individual, y que no tiene asegurada su viabilidad jurídica? Un error solo explicable por los estragos que produce un secuestro tan inhumano y prolongado como el que ella sufrió en nuestras selvas colombianas.
He leido con mucha atención el articulo y confieso que me ha sorprendido lo que en él se dice.
La verdad es que esta señora Ingrid. cuando vino a España y salía en todos los medios tan repeinada y vestida con tanto esmero y elegancia (elegante sí parece) me resultaba un no sé qué de ficticia y comedianta, Y ahora al leer el artículo, se me aclara y reafirman mis sospechas.
Tenemos un amigo común.Miguel G.Bañales. Un saludo Angela
Estoy impactada con la señora Betancourt. Antes de leerte, tenia la idea muy erronea de la pobre mujer que habian secuestrado tantos años y me habian mandado por mail el discurso muy bien escrito por cierto que dio despues de su liberacion. Por que el engaño????
Pienso que Colombia debe mirar hacia adelante, pese a estas piedras punzantes que se le cruzan en el camino. Ya pasó lo peor de su historia negra más reciente porque ahora quien sufre las secuelas del narcotráfico es México, donde ayer los sicarios hicieron una nueva matanza en una fiesta familiar, creo que en Cohauila. El enemigo que tiene Colombia se llama Hugo Chaves, unos de los muchos personajes a los que fue a buscar Ingrid Betancourt para hacerse las fotos después de que el Estado colombiano le devolviera la libertad de la que estuvo privada seis años por imprudente y protagonista. Saludos cordiales.
Ya va siendo hora que esa señora con aires de sumisa unas veces y de autosuficiencia otras deje de dar pena y enriquecerse a costa de lo que para otros es realmente una penuria
Lamentable lo de la Sra. Bethancort.
Lo mismo que ha hecho con Colombia lo ha hecho con Francia, aprovechandose de la doble nacionalidad.
Exigio dinero al gobierno de Sarkozy y han negociado una cantidad, aunque dice que también ha retirado la demanda.
Mentira podrida.
Esta elemento tiene mucha caradura y es una sinvergüenza.
Por favor, que le retiren el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia inmeditamente.
Es una deshonra que en su biografía luzca este premio.
Estoy totalmente de acuerdo conque le retiren el Príncipe de Asturias, aunque por verguenza debería ser ella la que diera ese paso. Me ha gustado mucho este artículo.
Qué espectáculo y qué vergüenza de mujer… Gente así sí que daña la imagen de cualquier nación, no sólo de Colombia.
Tengan la certeza de que a esta señora Betancourt nunca le dimos credibilidad alguna los colombianos. Fue ella misma la que se metió en la boca del lobo porque fue advertida del peligro que corría e hizo caso omiso. Durante el cautiverio cultivó las buenas relaciones con la guerrilla, a tenor de lo que han escrito los gringos secuestrados que fueron liberados al mismo tiempo que ella. Pongo en duda asimismo esas imágenes en las que aparecía demacrada y extremadamente delgada porque es muy posible que estuviera representando una obra teatral clásica habida cuenta de su afición a las fantasías, hasta ahora sustituida por la plata. No me creo nada de nada de esta señora.
Fernando, aquellos sueños revolucionarios de los 70 y los 80 llegaron tal como se fueron. Cuando más ilusion se tiene viene a continuacion el desengaño, pero entre una y otro siempre hay un tiempo de esperanza que a veces permite alcanzar el sueño. Cuando los socialistas alcanzaron el poder en el 82 más de media España celebró la fiesta. Meses después Felipe nos metía en la OTAN. Fue un desencanto, pero hasta que esto se produjo disfrutamos del cambio en España. Me imagino que eso le pasó a la tal Pilar a que te refieres con el M 19 y su disolución como guerrilla. Hoy, además de presumir de haber estado allí, podrá decir eso de… que me quiten lo bailao.
No conozco Colombia, pero sí a muchas de sus gentes, gentes que aunque muchos no lo crean ni vienen a robarnos los maridos ni a trapichear con drogas. Sino a trabajar 7 días a la semana para ahorrar lo máximo posible para darles una mejor vida a sus hijos.
Uno de los chicos que suele venir a trabajar a mi casa limpiando montes y fincas dice que su sueño es hacerse una casita, pero que la hará aquí por que en su tierra sería muy peligroso que notasen que tenía algo de dinero.
Otro que trabaja en una granja cercana comentaba que los niños tenían que ser como suricatos siempre tenía que haber uno vigilando para dar la alarma por si aparecían, mientras estaban en el río, el ejercito o la guerrila.
Cada uno de ellos hablan con amor de su país pero también con miedo.No se si las cosas están más calmadas que en los 90, lo que se es que aun hay demasiada gente que vive con miedo y en un umbral de pobreza inaceptable.
No voy a defender el secuestro sistemático de personas por parte de las Farc, ni creo que nadie se merezca semejante tortura. Pero no por ello voy a defender a Ingrid. Un amigo hace años me hablo de ella y comencé a seguirla y poco a poco fui notando que algo no me cuadraba en su personalidad, con lo que quería reflejar y terminó por parecerme demagoga y populista, dos de las cosas que más odio de un político por que me parecen las armas de los que carecen de talento para gobernar.
Me parecía una niña pija de papá que quería jugar a ser un heroína, hasta el punto de ponerse ella y a los que la rodeaban en peligro. Los secuestros no deberían existir pero si te metes a conciencia en la boca de lobo es posible que te lleves un mordisco,no se si quería ensalzar su aura de libertadora o fue un capricho más de a mi nadie me dice lo que tengo o no que hacer.
Vistos los últimos acontecimientos veo que mi imagen de ella no está equivocado, ni tan siquiera tantos años en la dura realidad ha limado su prepotencia.
Y el resto del mundo quizás debería dejarse de tantos héroes y heroínas prefabricados y admirar y premiar a cada Walder, María, Oscar, Leila que lucha día a día por su familia y por hacer de su país un país mejor y deberíamos apoyar a cada madre, hijo, hermano que lleva años esperando a que su ser querido vuelva de entre la selva pero como no son mediáticos nadie hace nada…..
Espero que Ingrid Betancourt haya aprendido la lección. No tiene a nadie a favor. Es increible…
Te felicito por el blog. Lo bordas.
Esa mujer nunca me gustó, Fernando!!
Para nada esta señora!!!!
Me parece un averguenza lo que esta señora hizo pedir dinero si todos pedirian dinero los que fueron seciestrados en que acabaria esto.
Bueno que se le va hacer la gente cuando ve la manera mas facil de ganar dinero pues lo hace sin medir conscuensias a ver como acaba todo esto y ella como queda ante el mundo.
Bah! Esa señora si tiene verguenza no debe volver mas a Colombia. Un abrazo para Todos los que trabajan en Radio Caracol y en la agencia Efe por ese bestial atentado terrorista contra la libertad perpetrado ayer en Bogotá.
Ingrid jugó con sus dos nacionalidades y les sacó provecho, todo para enriquecerse a costa de los sentimientos de los demás. Pero cometió la falla de mostrar su verdadero rostro, como Vd. dice, la codicia por el dinero.