El Hotel Holländer fue fundado en 1836, pero ya en el siglo XVII el caserón que lo alberga recibía como huéspedes a marineros y comerciantes holandeses que navegaban por el río Neckar, en donde se transportaba hasta el mar, primero en almadías y después en gabarras, la madera de la Selva Negra. El Neckar nace precisamente en esa región del suroeste alemán, muy cerca de las fuentes del Danubio. Cruza Heildeberg. Y desemboca en el Rin, a la altura de Mannheim. La ciudad de Heildeberg es de las más elegantes y mejor conservadas de Alemania. Y tiene entre sus principales atractivos, además de su universidad -fundada en 1386-, una impresionante fortaleza de desigual construcción emplazada en una estrecha terraza de montaña que los lugareños llaman el castillo. Pero este conjunto arquitectónico es más que un castillo, puesto que lo conforman diferentes palacios y singulares edificios que marcan la historia del Palatinado. El Hotel Holländer se encuentra ubicado en la orilla del rio más próxima al centro histórico de Heildelberg, justo a la altura del llamado puente viejo. Dispone de un coqueto salón de estar circundado por amplios ventanales que, en los grises días de invierno, se abriga con el calor de una pequeña chimenea. Pero que hoy, tarde de sol radiante, se presenta pleno de luminosidad. Espacioso. Y cómodo para la lectura. O para pasar el tiempo. Cuando llego, lo ocupa un matrimonio alemán allí alojado. Él, enfundado en un ejemplar del Süddeutsche Zeitung. Que abre a toda pastilla con la victoria de Erdogan en las presidenciales turcas. Y ella, ensimismada con unas tarjetas postales a las que va colocando de uno en uno sus correspondientes sellos. La principal arteria comercial de Heildeberg es la Hauptstrasse -calle Mayor-, que discurre peatonal desde la plaza Bismarck hasta el Karlstor, o puerta de Carlos, construida en 1775 como acceso este de la ciudad. Por ella transitan esta tarde legiones de turistas, unos de vuelta del castillo. Y otros en su busca. Muchos edificios históricos de Heildeberg incorporan esquinadas en sus fachadas hornacinas de imágenes religiosas, entre ellas San Agustín. Icono de ciencia y sabiduría. Porque la ciencia está presente en esta ciudad desde cientos de años atrás. Tantos como tiene su universidad, las más antigua de Alemania. Leo en una revista científica a disposición de los huéspedes del Holländer que Vicenz Czerny fue un eminente cirujano oncólogo nacido en Bohemia a mediados del XIX que en 1906 fundó en Heildeberg el primer instituto para la investigación experimental del cáncer. Como consecuencia de aquella experiencia, y sobre los cimientos ya consolidados, se creó en 1964 el Centro Alemán de Investigación del Cáncer, hoy a la vanguardia mundial de las terapias sobre la decodificación genética de los pacientes que sufren esta enfermedad. El centro, que ha cumplido este año sus primeros cincuenta de existencia, da trabajo a tres mil personas, mil de ellas investigadores científicos. Entre sus eminencias se encuentra Ángel Alonso Martínez, español nacido en Bembribe, El Bierzo. Y líder de los grupos de Diferenciación Celular y de Cambios Genómicos, además de docente en la Universidad de Heildeberg.